2021/05/06

TOPONOMÁSTICA DE LA MERINDAD DE TUDELA (I)

 

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NOTA PREVIA

La palabra toponimia la empleamos en dos sentidos. Por una parte significa el conjunto de los nombres geográficos que designan los distintos espacios o elementos que conforman un territorio. Su funcionalidad primaria es la construcción de un mapa mental que permite identificar y localizar cada porción del territorio y sus elementos. Esta función georreferencial hoy se plasma en mapas simbólicos sobre toda clase de soportes. Por otro lado entendemos la toponimia como el estudio del origen y el significado de los topónimos, o sea, los nombres de lugar (place names, noms de lieux, noms de lloc, leku-izenak, Ortsnamen). En este sentido es una disciplina filológica que, junto a la antroponimia, se enmarca en la rama de la Onomástica, el estudio de los nombres propios. Como otros elementos constitutivos de una lengua, los topónimos se estudian con técnicas y métodos de las ciencias lingüísticas, utilizándose también los resultados de otras disciplinas como la Etimología, la Gramática Histórica, etc. Para diferenciar los dos sentidos de Toponimia, se llama Toponomástica al estudio científico de la Toponimia.

Podríamos decir, con la lingüísta Carme Barceló (2010: 7), que el nombre de lugar es un ser vivo que cumple el protocolo de nacer, vivir un tiempo y desaparecer, y cuando desaparece, si queda documentado, entra a formar parte de la Historia. Pero pensemos que cada generación ha tenido que transmitir a la siguiente el mapa que ha creado o que ha recibido de una generación anterior y pensemos en que cada generación ha podido vivir sucesos históricos, transformaciones económicas y socioculturales, invasiones o inmigraciones masivas, cambios de población, establecimiento de nuevos poderes, etc. Esos cambios tendrán su reflejo en la toponimia de tal manera que en ocasiones algunos topónimos desaparacerán y serán sustituídos por otros, pero en muchas otras los cambios se irán “adhiriendo” a un nombre de lugar que ha quedado fosilizado. Así lo ejemplifica Francisco Villar (2015: 22): “En el sintagma hidronómico “el río Guadiana”, el apelativo “río” es castellano; y dentro del sintagma fosilizado Guadiana, el hidrónimo Ana es prerromano y el apelativo wadi ‘río’ es árabe; etc. Los tres estratos son sucesivamente por orden de antigüedad prerromano > árabe > castellano”. Y esto ocurrirá no solamente cuando documentamos un cambio de lengua sino en el registro de una misma lengua, por la perduración de arcaísmos de todo tipo que son abandonados en la lengua funcional. Por esta razón se ha subrayado la importancia de la toponimia para el estudio de la historia de una lengua. También se considera importante para el estudio de la evolución de las sociedades humanas, considerándosela como un auxiliar de la Historia. Así mismo puede ser un instrumento para la investigación de otras ciencias sociales, como se puede ver en la tesis doctoral de César López Leiva “Onomástica, Ecología y Territorio. Toponimia de la Rioja como indicador biogeográfico y de la dinámica del paisaje forestal”, Universidad Politécnica de Madrid, 2016.

Para este trabajo nos interesa sobre todo la idea de que así como los arqueólogos hacen hablar al pasado a partir de fragmentos de cerámica, huesos y viejas piedras, por medio de los nombres de lugar podemos intentar detectar la evolución histórica de nuestra comarca. Volviendo a Villar (2015: 16): “Las sucesivas lenguas que han dejado su impronta en un topónimo o sintagma toponímico constituyen una verdadera colección de estratos cuya secuencia concreta no se substancia al azar sino que responde a causas analizables por el lingüísta. De ese modo, la toponimia de un determinado lugar puede ser utilizada como un verdadero yacimiento estratigráfico que nos brinda la oportunidad de conocer una o varias de las lenguas que se han sucedido allí desde la Prehistoria hasta nuestros días”.

En la Merindad de Tudela, en tiempos históricos, han convivido o, al menos, concurrido tres culturas que han tenido como eje tres lenguas o, más bien, tres ámbitos linguísticos diferentes, a saber: el ámbito latino, el ámbito arábigo y el ámbito euskérico. En cada uno de estos ámbitos se ha dado además una evolución lingüística que de forma sintetizada podemos expresar con el siguiente esquema:

Latín > Latín tardío (“vulgar”) > romance “mozárabe” > romance “aragonés” o “navarro-aragonés” > castellano

Vasco-aquitano > Euskera común antiguo > Euskera medieval “navarro” > Euskera moderno

Árabe clásico > Árabe andalusí > Árabe andalusí oriental

Al estudiar los topónimos podremos observar además del origen en alguno de estos ámbitos, las interferencias o interconexiones lingüísticas que se producen entre ellos. Para el estudio de la toponimia en general es necesario siempre contar con el máximo de documentación posible, para acceder al registro histórico de cada topónimo, aunque este acceso siempre suele ser parcial. En Navarra se ha conservado bastante documentación medieval y además se ha realizado un trabajo notable de recogida oral, de manera que disponemos de una buena base documental que además es accesible on-line a través del Visor de Toponimia Oficial del Gobierno de Navarra o de Euskal Onomastikaren Datutegia (EODA) gestionado por Euskaltzaindia.

No existen especialistas que abarquen los tres ámbitos lingüísticos citados, por lo que debemos buscar guías especializados en cada ámbito como Patxi Salaberri en la onomástica euskérica, Carmen Barceló en la arábiga, Juan A. Frago en la toponimia “navarroaragonesa”, así como otros autores especialistas en filología romaníca, o los navarros Ricardo Ciérvide y Mikel Belasko, que han estudiado la toponimia navarra tanto euskérica como romance.

Por razones de espacio vamos a limitarnos a una breve prospeción por la toponimia mayor. Aunque a veces esta división ha sido criticada se entienden como “topónimos mayores” los que se refieren a entidades de población o conjuntos de elementos (comarcas, sierras,…) y “topónimos menores” los que se refieren a los nombres de parajes de menor superficie o sea a los que forman parte del mapa local rural. Vamos a incluir los nombres de despoblados, lugares que un día estuvieron habitados aunque hoy hayan desaparecido o han quedado reducidos a nombres de parajes.



TOPONIMIA MAYOR DE LA MERINDAD DE TUDELA




Ablitas / Euskera: Ablitas

En la documentación del siglo XII se registra la forma oblitas, que alterna con ablitas, siendo ésta la única forma a partir del siglo XIII. Se trata de un topónimo procedente de un antropónimo o nombre personal. Está formado a partir del nombre de persona latino Obilius y el sufijo latino –itu / -itai, que expresa propiedad. Su evolución podría ser (Villa) *Obilita > *Oblita > Oblitas > Ablitas. El morfema plural –s es adventicio, por influencia de la lengua mozárabe, en la que como veremos en otras ocasiones abundan los topónimos terminados en –as. En su origen significaba ‘la propiedad de Obilius’.


Arguedas / Euskera: Arguedas

La documentación nos muestra un nombre invariable desde la primera cita en 1087, con alguna pequeña variante gráfica (argedas, 1097). De etimología dudosa. Tal como hemos visto en el nombre anterior, la -s final no es etimológica. El sufijo abundancial -eda procede del latín -ēta, y con él se han formado designaciones de colectivos arbóreos y de plantas (arboleda, sargueda, etc.), muy numerosas en toponimia. La base fitonímica es más oscura, podría tratarse del latín erica ‘brezo’ii. El significado sería ‘lugar abundante en brezos (u otro tipo de plantas como tojos y aulagas)’.

 

Bardenas Reales / Euskera: Erregeren Bardea

Aparece por primera vez documentado, al pareceriii, en una crónica en lengua árabe en que se relata una acción bélica acaecida en el año 915 / 916 en ŷabal (monte o sierra de) al-B.rdà. En fuentes latinas del siglo XI el nombre aparece ya en singular (de media bardena en suso, 1134), ya en plural (montes in circuitu ejusdem bardenas, 1155). La expresión la bardena del rey se registra por primera vez en 1319.

Sobre este topónimo dice Juan A. Frago (1986: 95): “De probable origen preindoeuropeo, pues en ella se identifica la raíz *barr- (de barro, barranco, barrera, etc.) y el sufi­jo locativo ibérico -én, con disimilación -rr- > -rd- propia de los dominios vasco y navarroaragonés. Las fuentes medievales que he manejado parecen indicar que en el Medievo bardena tenía aún función apelativa, con significados próximos a los de 'pastizal', 'monte comunal', si bien hoy es un término meramente toponímico”. Otros autores han propuesto su origen en el latín parietinae “paredes ruinosas, ruinas”, del que procede la voz aragonesa pardina. Tampoco habría que descartar un origen árabe, y al menos el apelativo zalabardanos o chalabardanos con que se conocía a los pastores trashumantes que pastaban sus rebaños en las Bardenas parece derivar de la citada denominación ŷabal al-B.rdà.


BARILLAS / Euskera: BARILLAS

La documentación antigua ofrece diversas variantes gráficas, pero permiten observar su evolución: barielas, barieillas, beriayllas, uarieyllas (1101-1200); barellas (1150); pero barayllas (1264); barillas (1534)

Procede del latín valle(m) ‘valle’ con sufijo diminutivo -ella. De vallellaiv, por disimilación > varella > variella(s) > varilla(s). El morfema de plural -s podría tener un valor colectivo, o simplemente toponímico por influencia mozárabe. Su significado es ‘pequeño(s) valle(s)’, ‘pequeña(s) hondonada(s)’. 

 

 

BUÑUEL / Euskera: BUÑUEL

Los primeros registros de este topónimo nos dan la forma /buñol/ con distintas grafías, bugnol, (1179, 1211), bunnol, (1221, 1238), generalizándose la diptongación de la vocal tónica a partir de mediados del siglo XIII: buinuel, buynuel (1255); boynnuel (1268); bunyel (1366); semeno de buynnuel (1366); Cahet Albunnuel, moro de Montagut (1383); …

El étimo de este nombre es latín vinea y sufijo diminutivo -olu, adaptado al árabe en la forma al-Bunyûl. La evolución sería pues: Vineolu > (al-)Bunyûl > Buñol > Buñuel. El significado es ‘viña pequeña, viñuela’.

Carmen Barceló (2010: 36) cita otras poblaciones con el mismo origen etimológico: Bunyol (V), Arbuniel (J), Albuñuelas (Gr), Albunyola (Mall.), Rafelbunyol (V). Tradicionalmente había sido interpretado como 'balneario pequeño', del latín balneolu(m)v. Así, Frago (1979:335): «Se trata, pues, de un fundo de presumible creación romana, en el que la existencia de baños, circunstancia a la que el poblamiento debe su denominación, sin duda se veía favorecida por su localización a orillas del río ibérico».

 

CABANILLAS / Euskera: CABANILLAS

En la documentación medieval es reiterativa la forma /cabaniellas/ con distintas grafías: cabanieillas, cabanieyllas, cabanyeyllas (1238); garçia periz de cabaniellas (1350); cabanyellas (1366);… En alguna ocasión aparece la forma latinizada capanellas (1244) que, tal como explica Belasko (1999: 148), parece ser una traducción culta.

Etimológicamente procede del latín capana ‘choza’ que evolucionó a cabana en los romances orientales de la península, más sufijo diminutivo -ella > iella. Su significado es ‘pequeñas cabañas’, pero hay que tener en cuenta que en la comarca de Ribagorza (Huesca), donde todavía se conserva la forma Cabaniellas, cabana tiene el sentido de ‘aprisco’.

 


 CADREITA /
Euskera: CADREITA

La documentación más antigua aclara la etimología del nombre: cadereyta (s. XI); catareyta (s. XII); conociéndose después solamente variantes gráficas de la forma /cadreita/: cadreyta, careyta (1198-1199); kadreita, kadreyta (1366); martin de quadreyta (1398);…

Procede del latín cataracta 'cascada, catarata', que también puede tener el sentido de ‘esclusa, depósito de agua’. La evolución fonética es típicamente aragonesa. En Burgos la evolución castellana dio Caderechasvi.

CARCASTILLO / Euskera: ZARRAKAZTELU

Se ha identificado con la fortificación (ḥiṣn) de Q.r.qīsāl / Qarqastāl, sobre el río Ar.ˁūn / Aragūn, que aparece en la crónica de la campaña árabe contra Banbalūna el año 924 / 925. Posteriormente se documenta: caracastell, caracastelli (1129); carocastello (1129); carocastellis, carocaster (1129); congustum caracastelli (1150); caracastello, carcastellum, carcastillo (1162); …

Este nombre contiene la denominación de una civitas vascona ubicada donde la actual Santacara, Kara, y lat. castellu (diminutivo de castru) ‘castillo’, siendo su significado ‘Castillo de Kara’. Javier Velaza (1998: 15) al analizar el primer formante de Calagorri propone su identidad con Kara: “tendríamos que recordar el topónimo antiguo Cara, presente en el moderno Santa-cara y quizás también el que se esconde en Carcastillo, ambos en la actual Navarra. Y me parece tentador también proponer que la forma cala está presente en el topónimo On-cala, en la actual provincia de Soria”. Postula para estos topónimos “un carácter ibérico o vasco-aquitano”. Mikel Belasko redunda en este sentido (1999: 150): “Julio Caro Baroja es quien más se ha ocupado de este nombre relacionándolo con los nombres de Cárcar y Santacara y vinculados a la presencia de la tribu vascona de los carenses: «...acaso también con el de Carcastillo o con otros topónimos viejos, en los que cabría ver un elemento equivalente al vasco "gara", elevación, altura, por el que se explican nombres como los de "Garacoechea", "Garate"...». Su nombre vasco entre salacencos y aezkoanos es Zarrakaztelu o Zarakaztelu, mientras que entre los roncaleses fue Zarrakaztulu”. No parece que haya una relación semántica entre Kara, Car-, y el Zarra- de los hablantes euskaldunes, siendo muy probable que estos reinterpretaran el nombre por etimología popular.

 

CASCANTE / Euskera: CASCANTE

Este es el topónimo del que tenemos más antigua documentación.: Kaiskata (s. I ane, numismática); municip. cascantum (s. I, numismática); cascantinorum (Tito Livio); cascantenses (Plinio); káskonton (Ptolomeo); cascanto (Itinerario de Antonino); cascant (1141-...); caschant (1262); quascant (1270); pero sanchiz de cascant (1300); … cascante (s. XVII):

Javier Velaza en el artículo “El nombre antiguo de Cascante” (2010: 135-139) analiza las distintas formas con las que se nombra esta ciudad en época antigua y medieval. Parte de tres constataciones formales: a) En primer lugar, la presencia de una i ante la silbante en kaiskata pero su inexistencia en la forma latinizada Cascantum. b) En segundo lugar, la presencia de una nasal en Cascantum que no aparece en kaiskata. c) Finalmente, la divergencia en los finales, que en apariencia sugiere un cambio de género. Esto le hace pensar que “parece necesario aceptar que la forma Cascantum es la adaptación que los romanos hicieron a su lengua latina de un nombre de lugar preexistente. Si ese topónimo sonaba realmente con una fonética /kaiskata/, cuesta comprender que se produjera una adaptación tan caprichosa como Cascantum, con dos modificaciones en la raíz y un cambio de flexión en apariencia innecesarias”. Para él “la forma original del topónimo sería en realidad /kaskant/” y durante algunos siglos se produciría la convivencia de esta denominación popular y la oficial “como parece haber sucedido también en otros casos, como el de Calagorri / Calagurris”. Durante la Edad Media mantuvo su vigencia “la popular —y etimológica— Cascant, que no tendría competencia y que sólo a partir del s. XVII se modificaría con el añadido de la -e no etimológica que presenta el topónimo en su forma actual”.

Al abordar la cuestión de “a qué lengua corresponde originariamente el topónimo” repasa las opiniones que se han dado al respecto: “García Alonso postula una explicación de tipo híbrido, partiendo de una filiación «vasco-pirenaica» para su raíz, pero al mismo tiempo de la presencia de una sufijación indoeuropea *-ant-o. Villar, por su parte, se decanta por una etimología indoeuropea vinculada a la raíz *kas- «gris»”. Para Velaza, sin embargo la -i- de kaiskata sería “un indicio de que en la raíz estaría presente un fonema extraño al sistema fonológico del celtibérico y de que, en consecuencia, su etimología habría de ser buscada en una lengua no indoeuropea”. Pero aún así “conviene extremar la cautela, como siempre que se trata de especular con la etimología de topónimos antiguos”.



 

CASTEJÓN / Euskera: CASTEJÓN

En la documentación medieval es muy recurrente el topónimo /castellon/, que corresponde a distintos lugares de nuestro entorno. (Ver infra Fitero) castellon (1128); castelgon (1141); casteillon, casteyllon (1244); furtuyn periz de casteyllon (1266); casteion (1366);… Según Belasko (1999: 153) “la forma típica navarro-aragonesa Castellón fue sustituida a partir del siglo XIV por la actual”.

Procede del latín tardío castellione, diminutivo de castellu, adaptado al árabe como Qasṭalyūnvii, siendo su significado 'pequeño castillo', aunque algunos autores han constatado que a menudo el referente de castellu no es una ‘fortaleza militar’ sino simplemente ‘refugio, cabaña de pastores’ como el apelativo chalet suizo. También se han señalado posibles connotaciones de sentido orográfico, por la posible conexión con la existencia de restos arqueológicos en determinadas elevaciones del terrenoviii.

 

  

CINTRUÉNIGO / Euskera: CINTRUÉNIGO

La documentación ofrece diversas variantes: centroneco (1128); centruneco, centrunigo (1128, 1268); centruygnigo, centruynego, centruynnego (1280); çintrueynego (1353), centruyennego (1366); gonçaluo garcia de centruenigo (1366); cintruennyego (1382);…

De formación antroponómica, el étimo sería *(fundu) centuronicu. A partir de un cognomen latino Centurus, que en la latinidad tardía habría derivado en *Centurone, más el sufijo -icu que indica propiedad. La evolución pudo ser *Centuronicu > Centroneco > Centronego > Cintruénego > Cintruénigo.

En el área aragonesa son topónimos de similar formación Sabiñánigoix (< Sabinianicu < Sabinianu) y Lituénigox (< Letonicu < Letoniu). En área vascónica, Berango, Durango y Kuartango, documentado Quartánigo en 950xi.

 
 CORELLA / Euskera: CORELLA

Solamente se encuentran variantes gráficas en la documentación: gilibert de corela (1157); coreilla, coreylla (1268); ferrant corella (1350); …

Su etimología es *(villa) corellia, del nombre de persona Corellius, y su significado ‘la propiedad de Corellius’. En este caso el topónimo se construye sobre la forma femenina del antropónimo, que adquiere un valor adjetivo, sin ningún tipo de sufijo. Esta constucción (Saltus Marcius, Via Aemilia, etc.) es más antigua que las sufijadas en -anu/-ana, -itu/-ita, etc. En la Ribera, otro topónimo de este tipo es Marcilla, de *(villa) marcella, de Marcellus. 


CORTES / Euskera: CORTES

Nombre invariable en la documentación: cortes (1085); remon de cortes (1134); cortes (1256);…

Procede del latín cohorte ‘corral’, seguramente a través del árabe kûrtixxii. Su significado es ‘corral(es), majada(s)’. Su equivalente en euskera es korta(k)xiii. Como otros lugares de la Ribera sería en su origen un establecimiento pastoril.

Reconstrucción virtual del poblado protohistórico  del Cerro de la Cruz (Cortes)

 

FIGAROL / Euskera: FIGAROL

Documentado ficarola (1129); ficarola, ficariola, figaron, figaruelas (1154-1499); figuerolla, ficaroliam (1162); ficarolia, figuarol (1162); …

Procede del latín ficaria ‘higuera’, de ficus más sufijo -aria, con sufijo diminutivo -ola, significa ‘pequeña higuera’. A destacar, como hace Mikel Belasko (1999: 203), la conservación de f- inicial, propia de las hablas navarro-aragonesas.

 

Fitero / Euskera: Fitero

Sin variaciones desde las primeras citas documentales: ad fiterium (1188); fitero (1266); fitero (1268);…

Este nombre procede del latín fictoriu ‘mojón’, de fixus, latín tardío fictu, ‘hincado’y significa ‘mojón, frontera’. Se trata de un trasunto del nombre que aparece en la literatura medieval castellana haciendo referencia a la frontera con Alándalus y con el Reino de León, v. gr. «harto era Castilla menguado rincón cuando Amaya era corte y Fitero mojón», que hoy corresponde a las localidades de Itero de la Vega (Palencia) e Itero del Castillo (Burgos).

El lugar se llamaba en 1128 Castellón, tal como aparece en el documento de concesión del fuero de Cornago a Araciel, expedido por la corte de Alfonso I, en el que se hace también regulación y reparto de las aguas del Alhama. Allí se instaló una comunidad cisterciense en 1152, procedente del cercano lugar de Niencebas, que construyó el monasterio llamado primeramente de Castellón, (1157: …sancte Marie de Castellione et uobis Raimundo abbati eiusdem loci…) y posteriormente de Fitero al quedar bajo la influencia intermitente del reino de Castilla hasta el año 1335. En 1372 una sentencia arbitral diplomática ratificó la adscripción del monasterio al Reino de Navarra. La villa propiamente dicha fue fundada en 1342.


FONTELLAS / Euskera: FONTELLAS

Sólo se documenta variantes gráficas: fontelas (1124); fontellas (1216-...); fonteillis, fonteillas, fonteyllas (1245); fonteillas, fonteyllas (1268); …

Del latín fonte y sufijo diminutivo -ella. El morfema de plural -s podría tener un valor colectivo, o simplemente toponímico por influencia mozárabe. ‘Pequeña(s) fuente(s)’xiv. También podría proceder del latín fonticula ‘fuentecillas’ como sugiere Belasko (1999: 204), que también recalca que “el nombre conserva f-, como es habitual en navarro aragonés”.

FUSTIÑANA / Euskera: FUSTIÑANA

La documentación muestra alternancia vocálica en la sílaba inicial: joan fustinnenec (1205): fustiniana (1248); fostinana, fostinnana, festinnana (1252); fustaynenach (1255); fostinena (1261); fustinana, fustinanna, fustynana (1268); martin de fustinnana (1366); …

Procede de *(villa) faustiniana, a partir del nombre personal Faustinius y sufijo -ana que indica propiedad y su significado primigenio era ‘la propiedad de Faustinius’xv.

 

LA OLIVA / Euskera: LA OLIVA

Sin variaciones en la documentación: oliva, oliua - (1132-...);sancte marie de oliva (1152); lop d'oliva (1230); …

Procede del latín olivaolivo’, y su significado es ‘el olivo’. En el lugar donde se fundó el Monasterio de La Oliva a mediados del s. XII existía una villa llamada Olivaxvi.

 

MÉLIDA / Euskera: MÉLIDA

Documentación: melida, melyda (1266-...); johan de melida (1311);…

Su étimo es la expresión latina *(terra) mellita, a partir de mel, mellis ‘miel’, cuyo significado es ‘tierra de miel (abundante)’. Es un nombre propagandístico, puesto que su sentido era algo así como 'tierra de jauja'xvii. En Corella también un extenso término recibe este nombre y se encuentra en un área en que varios historiadores han encontrado vestigios de una centuriación de época romana en el territorium de Graccurris. Con aquellas centuriaciones nuevas tierras se ponían en cultivo, se dividían y se entregaban por lotes a aquellos que quisieran establecerse en aquellas tierras. Es previsible que en el territorium de Kara también se hubiera realizado una centuriación. Con el nombre propagandístico de Terra mellita, se intentaba atraer a los nuevos colonos.

 

MONTEAGUDO / Euskera: MONTEAGUDO

En la documentación alterna una versión latinizada y otra romance: monte acuto, monte accuto, montem acutum, montis acuti (1157-1210); mont agut, montagut (1199-1210); montagud, montagust, montagut, montaguth, sancho de (1243-1254); montagut (1366);…

Del latín monte acutu, a través del árabe mûnt acûtxviii, significa ‘monte (punti)agudo’, en referencia a un cerro cónico que destaca en la llanura.


Murchante / Euskera: Murchante.

Documentación: murçan (1125); murchant (1268); murchant (1366); miguel garcia burchant (1366); …

De *(fundu) murtianu, del nombre personal latino Murtius y el sufijo -anu que indica propiedad, siendo su significado original ‘la propiedad de Murtius’. La evolución pudo ser: *murtianu > *murzano > murzan > murchan > murchant > murchante. Como se deduce de la documentación más antigua primero se produjo la caída de la vocal final, por influencia de la lengua árabe y posteriormente se añadió un -t final no etimológica seguramente por influencia del nombre de Cascante, topónimo de prestigio. A partir del proceso de castellanización se añade la vocal de apoyo final. Un proceso similar siguió el topónimo Urzante (Ver infra). En Valencia también se encuentran casos de antropotopónimos formados con el sufijo -anu, que han adquirido una -t adventicia: Ontinyent, de unctinius > unctinianu (Ontiñena en Huesca); Crevillent, de carvilius (En Aragón Crevillén) ; Carcaixent, de graccasius; Moixent, de musius; Bocairent, de voconius; Agullent, de aculius; Llutxent, de lucius; Parcent, de parisius; Ludient, de elodius. En estos casos se estima que la causa es un proceso de catalanización. (Membrado, 2012: 37)


RIBAFORADA / Euskera: RIBAFORADA

Documentación: ripaforada (1171); ripaforata (1193); ribaforada, ribafforada (1264-...); johan de ribafforada (1366); rybafforada (1366); ribaforada (1366);…

Procede del latín ripa ‘márgen del rio, ribera’ y forata, participio de foro ‘horadar’. 'Riba horadada, agujereada'. La documentación más antigua puede ser una latinización culta del nombre. Frago (1987: 60) a propósito del topónimo riojano Ribaflecha, dice que “es la forma ant. Riba Frecha 'orilla rota' (del lat. ripa fracta ) la que lo reviste del correcto sentido histórico, muy próximo al de nuestro Ribaforada (del lat. ripa forata)”.

 

RIBERA / Euskera: Erribera

En la documentación antigua el referente es la institución medieval llamada merindad: merinia de la Ribera (1280), merindat de la ribera (1350). A partir del siglo XIV el nombre es progresivamente reemplazado por Merindad de Tudela. En euskera, el nombre es asimilado fonéticamente añadiendo una e- protética. En los dialectos pirenaicos de Zaraitzu y Erronkari, Erríbra, con síncopa habitual en estos dialectos.

Del latín riparia, de ripa y sufijo toponímico -aria. Es un apelativo común.

En euskera se utiliza también Tuterako Merindadea, para referirse a la Merindad de Tudela, y Tuteraldea, para la comarca de Tudela, lo que antiguamente se denominó la albala de Tudela.

 

Tudela / Euskera: Tutera

Documentación: Tuṭīla (textos árabes); thudela, totela, tudela, tudella, tutela, tutele, tutella, tutellam - (1119-…); Tutera bidea (1733, Esquíroz)

El étimo es el nombre de una divinidad romana, Tutela, que tiene el sentido de ‘protección, defensa’. A partir del teónimo Tutela, nombre de un númen protector, en toponimia pasó a significar “puesto defensivo, puesto de guardia”xix. En el hoy llamado cerro de Santa Bárbara debió existir, quizás ya en época bajoimperial atendiendo a los datos arqueológicos, una guarnición militar asentada sobre los restos de un castro ibérico, donde más tarde se erigió un imponente castillo, primero andalusí y después navarro. Queda por dilucidar cuál era el objeto de aquella protección. Se ha sugerido que lo que se trataba de proteger era la Bardena, a la que se daba el carácter de ager tutelatus. Algunos vestigios arqueológicos, como la torre altoimperial de Cantalar en la Bardena, así como las características especiales de este territorio, indican que puede ser así. También hay que subrayar la existencia del vado de Mosquera, cuya importancia no suele ser advertida, que hubo de ser un punto estratégico de la calzada / cañada entre Kara y Cascantum. En las crónicas árabes, al narrar la fundación mítica de Tudela por Amrūs ibn Yūsuf el año 802 también se destaca su carácter de fortaleza y sus cualidades defensivas y se menciona el vado por el rio Ebroxx.

El nombre en euskera tiene evidentemente el mismo origen, con una evolución fonética propia, y está ampliamente documentad, como explica Patxi Salaberri (2005: 92): Tutera lo encontramos en el microtopónimo de Ezkirotz Tuterabidea o Tuterakamio recogido por Jimeno Jurio que designaba antes el camino-calzada que «venía de la Ribera Tudelana (…) al Sario pamplonés» y ahora la zona comprendida entre Xubiko y la muga de Cordobilla. Lo encontramos también en varios nombres de caseríos de la zona norte de Navarra donde el euskera todavía está vivo: tenemos Tuterenea en Leitza (Tutenea actualmente, Tuterenea en el apeo de 1726) Tuteranea en Ituren, Tuterenea en Saldias. Además, y esto es lo que más vale, recogimos la variante Tútra en Salazar (<*Tútera), declinada Tútran, Tútrarik, Tútrara, etc., con síncopa de la vocal postónica habitual en una gran zona de Navarra, incluido Salazar, valle que ha tenido gran relación con la Zona Media de Navarra y la Ribera debido a la trashumancia del ganado a través de las cañadas reales”.

Existen varias poblaciones en Francia y España que llevan el mismo nombre: Tudelle, Tulle, Tulette ... ; Tudela de Aguería, Tudela de Duero, Tudela de Segre, Tudela-Veguin, Tudelilla...xxi

 

TULEBRAS /Euskera: TULEBRAS

Documentación: tholobras, ad sancta maria de (1182); tolobras (1223); tolobras, sancta maria de (1224); tulobras, tulobris (1236); tuluebras, tulueuras (1268); tulebras (1270); …

La etimología de este topónimos es desconocida aunque algunos autores apuntan a un origen prerromano, cfr. Belasko (1999: 399). Podría ser un topónimo importado en el s. XII dadas las características de este establecimiento, ya que en el sureste de Francia encontramos como nombre de rio, Tolobra (occitano) / Touloubre (francés), Tollobra en 1209.


VALTIERRA / Euskera: VALTIERRA

Documentación: balterra, ualterra, valterra (1092): balterra, ualterra, valterra (1141); baltierra, ualtierra, valtierra (1196-...); lupus de valterra (1196); pero exemenez de valtierra (1253); …

Procede de la expresión latina alba terra ‘tierra blanca’. En mi opinión es equivalente a las varias Aubeterre francesas, que tienen el mismo origen. La evolución habría sido albaterra > *albalterra > balterra > baltierra, en el primer paso con repercusión de la lateral y en el segundo por deglutición del artículo árabe (caída de la primera sílaba por confusión con el artículo árabe). En el Libro del Monedage de Tudela, de 1353, se consignan entre los moros de Cortes los gentilicios arábigos ualterri y alualterri.

Mikel Belasko (1999: 423-424) le da el significado de 'valle de tierra': “Ricardo Ciérbide propone vallis terrae como forma primitiva. De todas formas muchas localidades de la Ribera habrían sido bautizadas con nombre romance. Esto es, el nombre actual no es el resultado de la evolución de un nombre latino sino una creación espontánea en romance, siendo las variantes latinas traducciones de escribas que conocían esta lengua”.

 

VILLAFRANCA / Euskera: ALESBES

Documentación: elisues (1072, 1074, 1075); alisues (1101-1200); alasuasse (1120); alesues, alesves (1149); alesos (1171); elesues (1201); alesues, alesves (1216); villafranca, alesueies "Villafranca que inquam villa Alesueies retro temporibus uocabatur" (1238); vilafranca, villafranca, villafrancha, villafranqua (1238-...); alesues, alesves, alisves (1245); domnam columbam de alisves (1245); villafranca (1260); …

Villa franca significa ‘población franca, libre de impuestos’.

A tener en cuenta lo expuesto por Mikel Belasko (1999: 428-429): “Villafranca es nombre relativamente moderno y que parece remontarse a cuando Sancho VI el Sabio concedió a los pobladores una versión del fuero de Jaca por la que se les declaraba francos y exentos de toda pecha señorial. El nombre antiguo fue Alesués. Ahora bien la decisión de la Real Academia de la Lengua Vasca de proponer Alesbes como nombre vasco de la localidad no parece justificada por dos razones. De una parte no está nada claro que Alesbes, el nombre primitivo, tenga un origen vasco ni que exista prueba alguna de que este nombre haya sido utilizado por vascohablantes en los últimos 700 años. De otro lado, y a la vista de la documentación, no se explica por qué es Alesbes, y no cualquier otra de las variantes, la forma elegida. Es más, nada impide ver en el nombre antiguo algo como Alesués, forma diptongada semejante a Gallués, Sígüés... De hecho G. Rohlfs se hace eco del nombre de la localidad aragonesa desaparecida y que en 1072 se documenta en San Juan de la Peña como Elesuessi y que deriva, sin dudarlo, de Elaesus nombre ibérico documentado en Astorga. Menéndez Pidal también se ocupó de este nombre citándolo como ejemplo de diptongación en -ué-”.



DESPOBLADOS

 

ABOFAGEG

Documentación: almunia de Abofageg (1125); almunya de Albefaget, Abbofaget (1119 -copias s. XIV y XVI-). Antropotopónimo árabe, que utiliza la fórmula onomástica llamada kunya. Su significado es ‘(lugar de) Abu al-Hajjāj’ (Barceló, 2010: 136).


ALCAIT

Documentación: almunia de alcait (1125, Ler.); almunya de alcait, alcayt (1119 -copias s. XIV y XVI-). Etimología árabe. Tal vez de al-qaid 'colina alargada'. Yanguas (1823: 18) lo sitúa en 1254 “hacia los términos de Mienzobas y Tudején”. El topónimo actual fiterano Lombarcaiz podría haber continuado el nombre, siendo en este caso su significado ‘la loma de Alcait’.

ALQUATET

Documentación: almunia de Alquatet (1125); Alcatet (1119 -copias s. XIV y XVI-); alcabet (1150). Etimología árabe. Tal vez de Al-Kaṯīb ‘duna, paraje fluvial’.

ALMACERA

Documentación: almunia de almaçera (1125); almunia de almazra (1119 -copias s. XIV y XVI); montes in çircuitu eiusdem: Vardenam, Almazra… (1119 -copias s. XIV y XVI). Del árabe al-ma‘ṣara ‘trujal, almázara’ (Barceló, 2010: 85).

ARACIEL

Documentación: Arançiel, Arancielle (1128); Eneco de Arencel (1188), araçiel (1330); johan d'arasçiel (1366); haraciel (1560);… Las formas más antiguas indican que en los siglos XII-XIII se produjo la caída de una consonante nasal etimológica. Partiendo de ahí, habría que relacionar este nombre con una serie de topónimos extendidos por el área catalana (Arans, Arànser, Aransol, Aransis…) y castellano-gallega: Aranzueque (Guadalajara), Aranzuelo (Burgos), Arancil (Toledo), Arancedo y Arancés (Asturias) y Aranza (Lugo y Pontevedra). Para este grupo de topónimos se han propuesto principalmente dos explicaciones alternativas, por un lado la fitonímica, con base en euskera arantz- ‘espino’xxii, y otra hidronímica, indoeuropeaxxiii. No parece que este lugar tenga nada que ver con los aracelitani de las fuentes antiguas.

AZUT

Documentación: açut (1125); acut, açut (1119 -copias s. XIV y XVI-). Del árabe andalusí as-sud ‘presa de rio’. Azud es un arabismo común en castellano.

BAJABON

Documentación: basabon (1125); basaon, bassaon (1119 -copias s. XIV y XVI-); bassagon (1264); vacagon (1542);... La forma inicial pudo ser /bazagon/, tratándose de un antropotopónimo que utiliza la fórmula onomástica árabe kunya. En el sur de la Peninsula se documenta Bazagon, Mahomad Bazagon, Mahoma Pasagon, Mahoma Pazagon, de ab al-sāq{-on} ‘el de los zagones’ xxiv.

BELVER

Documentación: Belbel, Belber (Idoate, 1975: 333). El étimo de este topónimo es el latín bellu videre, con el sentido de 'hermosa vista'. Como explica Frago (1982: 33) se trata de un préstamo occitano que designa una elevaciones del terreno desde las que se descubre una 'hermosa vista'. Estaba cerca de Cabanillas.


BONAMAISON

Documentación: Bona Mansione (1140); «la diezma que deura la casa de Beruela a Sancta Maria de Tudela por la casa de Buena maison» (1232). Frago (1979b: 342): “Este Bonamaisón se halla en el término municipal de Fontellas, cerca de Tudela; su étimo es el latín bona(m) mansione(m). Es un inequívoco caso de préstamo galorrománico sin duda debido a los monjes de Cluny: en el terreno así nombrado existió una dependencia eclesiástica y agrícola de los cluniacenses, semejante a las que señalan los topónimos Buena Maisón, de Jaca, y Campo la Maisón, de Barbastro (provincia de Huesca)”.

CALCHETAS

Documentación: calcetas (1125, 1152); calchetas, caltets (1119 -copias s. XIV y XVI-); illam turrem de calcetas (1156); calcetas, garcia iermano sanç de (1156); calchetas (1326);…

Procede del latín tardío calciata, de la expresión via calciata ‘camino empedrado’, que es también el étimo del castellano calzada. La fonética de este topónimo ribero llamó la atención de Mitxelena (1969: 36): ”Hay mozárabes en Navarra, es decir, desde el punto de vista que aquí nos interesa, gentes que influidas por la cultura musulmana hablan o han hablado un romance de cuño anterior a los avances cristianos, como Micahel Moscaravo corredor o el canónigo, también tudelano, Petrus Moçaravus. A ellos se debe, sin duda, la configuración fónica de un topónimo como Calchetas... ”

Espedolla

Documentación: spedolla (1125); espeolla, speolla (1119 -copias s. XIV y XVI-);...

Su étimo es el latín vulgar *spelucula ‘cuevecita’, diminutivo irregular del bajo latín speluca pasando por una variante disimilada *speducula > spedolla > espeolla. Tienen el mismo origen el castellano Espioja (Salamanca, documentado Speoya en 1265) y el frecuente Espolla de la toponimia catalana. En Borja (Zaragoza), Frago (1980) cita un topónimo Espiolla documentado en el s. XII con la forma Spedolla, con la evolución habitual en aragonés de -c’l- > -ll- .

Estercuel

Documentación: Stercul (1125); Estercuel, Stercuel (1119 -copias s. XIV y XVI-). Estercuel significa ‘estercolero’. Procede del latín stercor, -oris. Estercuel es voz aragonesa que se corresponde con la castellana estercuelo, variante de estercolero. Se ha producido la pérdida de la -o final, como en otros topónimos navarroaragoneses. Es también el nombre de un municipio de Teruel, en la comarca de Andorra.

LOR

Documentación: lor (1134-1150); lor (1353); johan martiniz de lor (1366); johan de lor (1366); pero sanchiz d'ilor (1366); lor (1534). Se desconoce el significado. En Galicia un afluente del Miño se llama Río Lor.

MORA

Documentado mora desde 1234 en que aparece nemore de mora, ‘bosque de Mora’. Situado entre Cortes y Buñuel. El poblado y torre de Mora se ubicaban, según Jimeno Jurío, sobre un pequeño cerro que fue aplanado y sus materiales aprovechados en los caminos del señorío. Es este un topónimo de gran profusión, que puede tener distintos orígenes. Además de su uso gentilicio, del latín maurus, puede tener un orígen botánico a partir del nombre del fruto de la morera o el bardal, mora (del latín tardío). Que el nombre del fruto designe al árbol o a un colectivo de arbustos no es extraño en toponimia. En otras ocasiones puede tener un orígen orográfico, siendo su étimo un genérico prerromano, mor ‘montón de piedras’. En este caso el toponimo define un espacio rocoso o elevado desde el que se controla el río. Este sentido oronímico se ha propuesto también para explicar el nombre de Móra d’Ebre, en la comarca de Ribera d’Ebre (Tarragona).

MURILLO DE LIMAS

Documentación: murello (1125); soto de Murello, Enec de murel (ca. 1180); murello, murellum (1119 -copias s. XIV y XVI-); morelli circa tutelam (1270) murieillo cabo Tudela, murieyllo cerqua Tudela (1353). Murillo tiene su origen etimológico en el latín muru con sufijo diminutivo -ellu, siendo su evolución fonética: Murellu > Murello > Muriello > Murillo. La voz muro se especializó en los romances peninsulares en la acepción de “muralla, pared gruesa y externa, especialmente la que defiende un lugar fortificado”. Tanto Murillo, como sus equivalentes en euskera Murelu y Muru, son nombre que designan multitud de pequeños núcleos de población y despoblados en Navarra, que podrían tener una función defensiva. Limas es lo mismo que limos ‘lodos, barros’.xxvi

MOSQUERA. MOSQUERUELA

Se corresponde con Muskaria - μουσκαρία – citada como civitas vascona por Ptolomeo en el siglo I. Citada en las crónicas árabes como las islas de M.s.qīra y los términos de Mušqayra. (Lorenzo, 2018: 125-127). Aparece unas veces con sufijo diminutivo: moscharolla (1125); mosqueruela (1119 -copias s. XIV y XVI-); mosqueruela (1802); y otras veces sin él: mosquera (1152); mosquera (1247); campo de mosquera (1818).

Se trata de un nombre de origen latino, muscaria, de musca `mosca’ y sufijo -aria. En Mosqueruela, también el sufijo diminutivo -ola. Literalmente significa ‘lugar donde abundan las moscas’, pero en Navarra y zonas limítrofes de Aragón es un apelativo común con el sentido de 'paraje con arbolado o matorrales altos donde sestea el ganado'. (Frago, 1986: 110-111). Históricamente debió ser muy importante el vado, el paso del Ebro, junto a este lugar tanto para los ganaderos trashumantes como para los diversos ejércitos que recorrieron la comarca, como los que indican las crónicas árabes.

NIENCEBAS

Parece ser que fue la primera población en que se instaló la comunidad cisterciense origen del poderoso Monasterio de Fitero y posteriormente fue granja perteneciente al monasterio, por lo que hay abundantes referencias a este lugar, con una gran variedad de formas; Nezeuas (1140, 1148); Nesceuis (1141-1161); Nesceuas (1146, 1148, 1182); Nezeues (1147); Nezeuis (1147, 1154); Ninzaues (1148); Neceuas (1152, 1188); Nenceuis (1162); Nencebis (1179); Niesceuas (1182); Necebas (1200); Nieceuas, Nienzauas, Niençauas (1254);... Se ha propuestoxxvii una etimología latina a este nombre, Nimphae Aquae, que desde un punto de vista semántico no es descartable. Aunque su ubicación no es segura, se piensa que se encontraba a orillas del barranco de Cantares, en la unión de las calzadas que desde las ciudades de Graccurris y Calagorri, llevaban a los baños termales que hoy conocemos como Baños de Fitero. Es posible que allí existiera un ninfeo, un monumento consagrado a las Ninfas, númenes que simbolizaban las fuentes, el agua y la salud en general. La evolución fonética no es clara. Yanguas (1823: 174) la menciona como Mienzobas. Este topónimo es el origen del apellido Bienzobas, bastante difundido en Corella y Arguedas.

ORMIÑÉN

Documentación: cumbre de gormiñén (1347); formiñén, ormiñén (1534); forminen (1570); hermiñen (1701); ormiñen (1701); …

La evolución del topónimo parece haber sido *bormanianu > *bormiñano > *bormiñan > *bormiñén > gormiñén, a partir de una raíz borm- relacionable con el teónimo Bormo, Bormanus, Bormanicus... Por influjo mozárabe se produce la caída de la vocal final, y en este caso también el cierre de la vocal tónica como ocurre en varios topónimos aragoneses del mismo tipo: Mallén (<Malianu < Malius), Grisén (< Grisianu < Grisius), Crevillén (< Carvilianu < Carvilius), etc. Podría tener el sentido de ‘(lugar)dedicado a Bormanus’.

Bormanus, Bormanicus, Bormana, Borbanus, Bormo, Borbo y otros teónimos similares son invocados junto a balnearios y fuentes termales. También pueden están relacionados con la curación en general. En la Península Ibérica se han encontrado dos dedicatorias a Bormanicus en Caldas de Vizella (Portugal). Se suele proponer para estos teónimos un origen céltico (en relación con una hipotética raíz indoeuropea «bher» ‘hervir, borbotear’, aunque también se ha postulado un origen ligur y por otra parte se ha hecho notar el carácter onomatopéyico de la raíz borb-. Topónimos con base al nombre de este numen indígina son numerosos en Europa. En nuestro entorno podemos reseñar los topónimos Gormaz en Soria y Ormaiztegi en Gipuzkoa.

PEDRIZ

Documentación: petriz (1125); petriç (1134); pedriz (1119 -copias s. XIV y XVI-);… Antropotopónimo, formado a partir del nombre de persona Petri, forma medieval de Pedro y sufijo -iz, procedente del genitivo latino, que denota propiedad, por tanto ‘la propiedad de Petri’. Patxi Salaberri (2003, 232-234) consigna el patronímico Petriz en Valpuesta (804), Goñi (1159), Tudela (1227) y Ortzaize (s. XIV). También Pedriz. La formación de los patronímicos y de los topónimos con este sufijo es la misma, para significar ‘hijo de …’ y `propiedad de …’ respectivamente. Como curiosidad, en el libro Chantre de Tarazona de 1383, el dueño de una pieza de Tórtoles es registrado con la fórmula onomástica Pero perez de aytapedro.


PULLERA

Documentación: pullera, puliera (1119 -copias s. XIV y XVI-); pullera (1716). Pertenece al conjunto de orónimos, tan prolijo en Navarra y Aragónxxviii y muy extendido en la Romania, pueyo, puyo, puy, puyada, puiu en euskera, que proceden del latín podiu 'plataforma constituída por un muro grueso alrededor del anfiteatro', 'repisa', y con la acepción 'pequeña eminencia de terreno'. Con sufijación -aria > -era.

SORBÁN

Documentación: Santius de Sorban (1173); in illa villa que dicitur Sorban (1192). Procede del latín suburbanu que significa ’cercano a la ciudad’, en este caso referido a la ciudad de Cascantumxxix. Hay otro Sorbán en la Rioja cerca de la antigua Calagurris, y varios Sorbano y Sorbanello en Italia.

TUDEJÉN

Documentación: tudeion, balnea de (1146); tudullom, forum de (1153); tudeion, consilium de (1154); tudeillon, forum de (1154); tutullem, cova maior de (1155); tudeion, termino de (1156); tutelon (1158); tudellem, casas iuxta la pena de (1161); tudegen (1254); tudujen (1874); tudején, castillo de (1992).

Es un derivado de Tutela, con sufijo diminutivo -one, ‘Tudelilla’. Debió ser un establecimiento militar, en contacto o dependencia de Tudela, para vigilar la calzada que unía al valle del Ebro con la Meseta por el valle del Alhama, así como los ganados trashumantes que recorrían la cañada que unía los pastos estivales del Alto Alhama-Linares con los invernales junto al Ebro.

URZANTE

Documentación: uçran (1125); uzeran (1167); ucran, villa y castillo (1220); urran (1260); urceran (1281); vitrant, ucian (1119 -copias s. XIV y XVI-); uzantre (1559); uztrante (1559); urarante (1665); urzante (1800). Partiendo de la documentación más antigua se le ha atribuido una etimología arábiga, así Cierbide (1970: 340) dice que procede del árabe uzran ‘perdición, desesperación’. Como en el caso de Murchante, se le añadió primero una -t final, imitando a Cascant, y posteriormente se castellanizó con una -e epéntica.

Carta de población bilingüe de los moros de Urzante.

VILLAZURUZ

Documentación: villa zorig (1093); villaçuruz (1229), villazuruc; villaçurue (1244); villaçuruch (1263). Compuesto del genérico romance villa y un específico de origen desconocido.



NOTA FINAL

Al estudio de la toponimia mayor debería seguir el estudio de la toponimia menor donde incluiríamos también los nombre de los ríos, montes, etc. Por motivos de espacio, me limitaré a unas notas finales para perfilar la evolución de los tres ámbitos lingüísticos que planteábamos al principio y que se han ido mostrando al desvelar la etimología de nuestros pueblos y ciudades.

Desde un punto de vista lingüístico y cultural, el valle medio del Ebro ya mostraba una cierta complejidad, que los textos toponímicos muestran, antes del desembarco de Roma, aunque los datos sean escasos. Hemos visto cómo los nombres prerromanos de dos de las civitates que estructuraron el territorio de nuestra comarca Cascantum y Kara, permanecieron y evolucionaron a través del tiempo. Una tercera, Graccurris, ubicada donde la actual Alfaro, cuyo territorium se extendía por el bajo valle del Alhama entre el monte Yerga y los montes de Cierzo, presenta la particularidad de ser un nombre híbrido formado con el nombre de persona latino Graccus y el apelativo indígena ur o uri ‘ciudad’, que generalmente se identifica con el euskera medieval huri ‘villa, población’. Su significado era ‘la ciudad de Graco’, pero su nombre anterior, según afirmaxxx el gramático latino Festo en el s. II, fue Ilurcis, que parece explicarse bien por la onomástica ibérica. 

Área onomástica vascónico-aquitana
 

Por los datos toponímicos y por datos onomásticos procedentes de las estelas de los valles altos del Alhama-Linares y Cidacosxxxi la lengua mayoritaria de estas oppida prerromanas era la vasco-aquitana, aunque es muy probable que conviviera con las lenguas ibérica y celtibérica. En cualquier caso la romanización fue temprana y profunda y ya hemos visto que entre las ciudades vasconas, ya aparece una de nombre totalmente latino precisamente Muskaria, tradicionalmente relacionada con los restos arqueológicos de Mosquera. Los primeros siglos de nuestra era fueron de desarrollo económico, de creación de fundos y villas, algunos de cuyos nombres se han mantenido hasta nuestros días. La latinización se fue progresivamente extendiendo entre todos los estamentos de la sociedad aunque es posible que algunos sectores como los pastores trashumantes, mantuvieran la lengua autóctona, que poco a poco, influida por el latín, iba evolucionando hacia el euskera común antiguo. A principios del s. VIII una lengua totalmente nueva irrumpe en el territorio, una lengua semítica, el árabe, que durante cuatro siglos será la lengua de la administración y de la religión mayoritaria, ya que, sobre todo a partir de la fundación de la Madīnat al-Tuṭīla, que supuso una reordenación total del territorio, la islamización y la arabización de nuestra comarca fue muy profunda.

Se crearon nuevos núcleos de población que tomaron nombres árabes, algunos nombres antiguos desaparecieron, como Graccuri, y otros fueron evolucionando conformándose a la fonética árabe. Una parte de la población siguió utilizando la lengua latina, que después de pasar por un estadio denominado latín vulgar o latín tardío, evolucionó hasta una nueva lengua llamada romance “mozárabe”. Sin embargo , en la Bardena prácticamente no se interrumpió la ganadería trashumante que descendía desde los Pirineos, pues ya desde el siglo IX existe documentación sobre los derechos de pasto de los roncaleses en la Bardena.

A comienzos del s. XII se produce la conquista del valle del Ebro y la restauración del reino de Pamplona que pronto pasó a ser Reino de Navarra. Es a partir de este momento cuando tenemos documentación de toponimia menor. Esta nos muestra en aquellos siglos medievales dos trazados toponímicos diferentes al norte y al sur de la Merindad. En el valle del Aragón encontramos una toponimia menor euskérica de tipo descriptivo que atestigua una comunidad vascohablante. En Mélida encontramos Larraska, Ordokia, Aldapea, Txikoraitza (Chicorayça), Ordokilanda (Ordoquilanda). En Carcastillo Larrate, Mugarria, Txindilamendia, Andrenitalarraña, Arrateburua, Artzizuloa (Arçiçuloa), Galzarra, Esatea (Essatea), Ollarzaldua (Oylarçaldua), Suduzandia, Zandubilla y Zorzabala. Junto a estos pueblos pero a la otra orilla del rio Aragón se encuentra Murillo el Fruto. Hace pocos años se descubrió un documento en el Archivo General de Navarra, llamado Libro de pechas de Murilloxxxii, en el que se recoge la toponimia de aquella población a principios del siglo XV, que resulta mayoritariamente euskérica: Aitzurieta, Areatzea, Baratzealzinea, Baratzeberrieta, Baratzebideta, Baratzetako hodia, Buztina, Legazpea, Txorrota, Odia, Uarte, Erteko erregua, Uarteko hodia, Garipentzuko zaldua, Trankazarra

Aunque gran parte de estos topónimos han desaparecido, su constatación documental nos habla de la gran vitalidad del euskera a orillas del Aragón en el pasado. El euskera se constata también en la toponimia de la Bardena: Landazuria, Landarregia, Montealtea, Piskerra, Sardabilla, Sardazuria, y aquí también hemos de pensar que esto es solo una parte residual del conjunto de la toponimia histórica de la Bardena. A orillas del Ebro sin embargo la toponimia menor de este tipo es muy escasa. Lo cual contrasta de alguna manera con la abundancia de onomástica personal euskérica que aparece en esa documentación, que demuestra que a partir del s. XII fue llegando a la Ribera Tudelana gentes euskaldunes. Aquí se fue formando una comunidad euskaldún que en el siglo XVI se calcula que podría alcanzar el 20% de la población total, pero esta comunidad no generó una toponimia propia, por diversas razones. Una de ellas seguramente fue la vitalidad de la comunidad arabófona, que mantuvo su lengua durante varios siglos. Un hecho destacable precisamente es la abundancia de toponimia árabe, que todavía no ha sido bien estudiada. Podemos ejemplificar esto con una cita documental:

1175, enero. (AGN, Comptos 1, núm. 8, IX) In Dei nomine. Ego Petrus [de Arazuri] et uxor mea Andregoto uendimus nostram uinea quam abemus in termino que dicitur Ahardassales uobis domino Musça per XXV morabetinis lopis …”

Estamos ante un documento administrativo redactado en latín; por el nombre podríamos deducir que la Señora Andregoto es euskaldún y el Señor Muza tiene el árabe como lengua materna; el topónimo es de etimología árabe con morfemas romances -al y -es, podríamos denominarlo “mozárabe”. Y seguramente el romance “mozárabe” de la Marca Superior, que después de la conquista del Valle del Ebro devino en “aragonés”, fue la lengua vehicular que utilizaban en sus contactos.

Según una Crónica de Aragón escrita por el arzobispo Hernandez de Aragón y Gurrea hacia el año 1555 el río Aragón hacía de frontera entre el euskera y el aragonés: "Sangüesa vizcaíno, Sos aragonés, y assí hasta Tudela hablan aragonés, aunque a mucho tiempo están por Navarra". Lo cual concuerda aproximadamente con lo que hemos señalado sobre la toponimia menor.

En cualquier caso sí que hubo otro tipo de toponimia euskérica que fue surgiendo a partir de vasquismos léxicos (muga, ontina, sarda,…) y sobre todo a partir del nombre de los propietarios, que como hemos visto es un tipo habitual de creación de toponimia desde al menos la época romana: Azpeiti, Gorriti, en Buñuel; Gandiaga, en Cabanillas; Aperregui, Muruzabal, en Carcastillo; Berol, en Castejón; Olave, Goñi, en Corella; Yona (cfr. vna vynna en Pero D’oyan, 1353, en Ribaforada), en Cortes; Ezpeleta, en Fitero; Lizar, en Fontellas; Ciordia, Veráiz, Murgutio en Tudela, Eguaras, Barandalla, Barrena, El Belcho, Sagasti, Leoz, Otxoa (Valdeochoa, aunque en 1498 se documenta Cuerno de Ocharano, donde podríamos tener una variante de Otsaran, de otso ‘lobo’ y aran ‘valle’), Zalduendo, etc., en la Bardena.

Todo esto supone que para profundizar en el estudio de la toponimia menor, y, en definitiva, de la historia del euskera en la Merindad de Tudela, debemos tener en cuenta los datos recabados a partir del estudio de la Antroponimia y de la Lexicografía.



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Yanguas y Miranda, José, 1823, Diccionario histórico-político de Tudela, Imp. Andrés Sebastián, Zaragoza.



NOTAS

i Cfr. Salaberri (2015: 42-43)

ii Corominas, Joan; Pascual José A., 1984, Diccionario Crítico Etimológico Castellano e Hispánico, Gredos, Madrid, s. v. argaya, sugieren que este fitónimo pudiera proceder del latín erica, aunque se decantan por una base prerromana.

iii Lorenzo (2018: 121-122 y 192). La crónica dice que este lugar estaba situado a 8 millas (15 kilómetros) de Banbalūna, pero por el contexto (“Šānŷuh salió a correr Tuṭīla y ˁAbd Allāh le plantó cara, encontrándose en el monte de al-B.rdà, a ocho millas de Banbalūna, donde los enemigos estaban emboscados) se puede entender que el lugar estaba situado a 8 millas de Tuṭīla .

iv Con idéntica etimología Varilla en la toponimia menor de Sos del Rey Católico (Cortés Valenciano, Marcelino, 2015, Toponimia de Sos del Rey Católico, IFC, Zaragoza, p. 207) y Varellos en la de Tauste (Cortés Valenciano, Marcelino, 2008, Toponimia de la villa de Tauste, Tauste, p. 275). Para Mikel Belasko (1999: 124) procede del latín valicula 'vallecilla' con tratamiento fonético navarroaragonés. Lo compara con el nombre de las tres localidades francesas llamadas Vareílles.

v Cfr. Belasko (1999: 145)

vi Cfr. Mitxelena (1956: 177) y Belasko (1999: 148-149).

vii Cfr. Barceló (2010: 40)

viii Cfr. Frago (1979: 348)

ix Documentado Savignaneco (1035), Savinynanego, Savinynango, Sabinganico, Sabynnanego… (ss. XII-XIII)(López Asensio, Alvaro, 2020, Sabiñánigo. Apuntes Históricos (Vol. I), formato digital).

x Documentado Leytonego, Leituenigo, Leytuennigo en los ss. XII-XIV (Gargallo Sanjoaquín, Manuel, 1990, “Toponimia turiasonense (I)”, Archivo de Filología Aragonesa, 44-45, p. 22)

xi Salaberri (2015: 40-41 y 47-48): El sufijo latino -ica (femenino) /-icu (masculino) que indica propiedad, de la misma manera que -ana / -anu, -īna / -īnu, -ita / -itu, entra en la composición de numerosos antropotopónimos en toda el área vascónica, como Gernika, Gatika, Sondika o Berango, Durango y Kuartango (la diferencia en la vocal final se debe al género gramatical del nombre elidido que estaba en la base del topónimo).

xii Cfr.Barceló (2010: 37)

xiii Cfr. Mikel Belasko (1999: 162)

xiv Una de las fuentes más conocidas de esta localidad es la Fuente de Lizar, documentada ‘la fuent de Niçar’ en 1353 (Libro del Monedage de Tudela) y al parecer llamada Fuente de Genizares a principios del s. XIX (Caro Baroja, 1972: 155), cuyo étimo podría ser un antropónimo árabe, como el nombre de lugar murciano Benizar. El nombre actual procede del apellido euskérico Lizar.

xv También está documentado el cognomen Faustinianus. Cfr. en el santoral católico, Faustiniano de Bolonia, obispo del siglo IV.

xvi Cfr. Belasko (1999: 328)

xvii Cfr. Cierbide (1985: 38)

xviii Cfr. Barceló (2010: 42)

xix Cfr. Alfonso Irigoyen (1974: 221 passim) y Emilio Nieto Ballester (1997: 348)

xx Cfr. Lorenzo (2018: 148).

xxi Belasko (1999: 398-399).

xxii Coromines, Joan, 1994, Onomasticon Cataloniae II, s. v. arans.

xxiii Moralejo, Juan José, 2005, “Hidrónimos galaicos con sufijo -antia”, Palaeohispanica, 5, pp. 837-860.

xxiv Areces Gutiérrez, Ana, “Aproximación al estudio onomástico de la kunya en fuentes romances de Andalucía oriental”, Anaquel de estudios árabes, 7, pp. 15-46.

xxv En contra de la opinión de Frago (1979b: 345)

xxvi Cfr. Belasko (2000: 492) y Belasko (1999: 311-312)

xxvii San Baldomero Ucar, José Manuel, 1998, “Las ninfas de Niencebas: Aproximación hermenéutica a la religiosidad romana del culto a las aguas en los Baños de Fitero”, Príncipe de Viana, pp. 625-650.

xxviii Cfr. Frago (1982: 84-85)

xxix Cfr. Berraondo, María Jesús, 1990, “Localizaciones arqueológicas en los municipios de Ablitas, Cascante, Monteagudo yTulebras (Navarra)”, Simposio sobre la red viaria en la Hispania romana, IFC-CET, pp. 55-64.

xxxGracchuris, urbs Hiberae regionis, dicta a Graccho Sempronio, quae antea Ilurcis nominabatur" [Gracuri, ciudad de Iberia, fué llamada así por Sempronio Graco pero antes se denominaba Ilurci]. Algunos historiadores ponen en duda esta noticia tardía de Festo, y creen que Ilurcis (o Ilurgis) estaba en el Sur de la Península Ibérica.

xxxi Cfr. Gorrochategui, Joaquín, 2009, “Vasco antiguo: Algunas cuestiones de Geografía e Historia lingüísticas”, Palaeohispanica, 9, pp. 539-555.

xxxii Cfr. Monteano Sorbet, Peio, 2019, La lengua invisible. El euskera en la Corte y en la Ribera de Navarra en el siglo XV, Iruña.







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