2019/03/26

¿ES VASCONIA LA TIERRA DE LOS NAVARROS?




Recientemente se ha publicado en la revista Plaza Nueva, de Tudela, un artículo del profesor Javier Andreu Pintado, en el que se informa de un reciente estudio de conjunto de la epigrafía latina descubierta en el yacimiento arqueológico de Santa Criz de Eslava, vestigio de una ciudad vascona de nombre desconocido. En primer lugar hay que felicitar al profesor Andreu por este nuevo trabajo, que se une a su ya extensa obra como investigador, divulgador y dinamizador de estudios en torno a la etnia antigua de los Vascones de los que todos, y yo particularmente, hemos aprendido mucho.

En ese artículo, titulado ¿Es Navarra la tierra de los Vascones?, se expresan algunas opiniones sobre la historia lingüística de Navarra, que en mi opinión no son excesivamente convincentes. Comienza diciendo el profesor Andreu que la conexión Vascones – Vascuence surgió de forma casi automática cuando “desde los años ochenta, en la investigación sobre Historia Antigua peninsular, se operó un reduccionismo por el cual, para legitimar históricamente las nuevas autonomías, se operaron identificaciones entre ellas y pueblos de la antigüedad grecolatina”. Es bastante obvio que esta afirmación supone un error cronológico de varios cientos de años. Se lee en documentos del monasterio de Leyre de 1060 y 1085, «Unam terram que est in loco quod dicitur in basconea lingua Mussiturria» (una tierra que está en el lugar llamado en lengua vascona Mussiturria); «Vineam que est in loco quem bascones vocant Ygurai mendico» (viña que está en el lugar que los vascones llaman Ygurai mendico). Precisamente de esta identificación surge la denominación vascuence para el euskera (baskontz, 1288; basconz, 1300; lingua basconcii, 1376; bascuentz, 1276; bascuenç, 1349; bascuenz...), a partir de la expresión vasconice loqui 'hablar a lo vascón, a la manera de los vascones' que será a la larga la predominante en la documentación en lengua romance posterior. En el siglo XI el etnónimo Vascones debía estar bien asentado, puesto que lo encontramos en el nombre de nuevas poblaciones repobladas por "vascongados" en las (actuales) provincias de Burgos, Soria, Asturias y Galicia: Villabáscones, Bascuñuelos, Basconcillos, Báscones, Bascuñana, Bascos, Bascois... La grafía V- es más abundante en Galicia, Portugal y Toledo: Vascos, Vascons, Vasconcellos y Vascao en Portugal; Vascos en Toledo. En 950 aparece Villa Vascones cerca de Burgos, y en León, en el siglo XI, existía Uascones también denominada Villa Uascon. Posteriormente, a partir del primer tercio del S.XII, se utilizó el etnónimo Navarros en el valle del Duero hasta Salamanca dando lugar a las poblaciones de Narros en Soria (Narros de Cuéllar, de Saldueña, del Monte, del Castillo, del Puerto, de Matalayegua), Narrillos (del Rebollar, del Valduncial, del Alamo, de San Leonardo) en Ávila y Salamanca. También encontramos otras poblaciones con el componente Naharros y Navarros. Este nuevo etnónimo se aplicará también a los vasco-hablantes, de ahí la expresión documental «lingua navarrorum», tan conocida, o que en el Fuero General de Navarra se diga «Et por tal ferme dize el navarro gayces berme», «otrossí (...) don dize el navarro ones berme». Por lo tanto vemos que la identificación/sustitución Vascones > Navarros se realizó en la Edad Media, no a finales del siglo XX.

Claro que entre los Vascones de Salustio y Tito Livio y estos vascones medievales han transcurrido muchos siglos y varios procesos históricos. Uno de ellos, quizás el primordial, es el proceso de etnificación, lo que el profesor Andreu denomina la «creación» de los Vascones por Roma. Esta idea está plenamente aceptada por la historiografía actual, y nos ha permitido superar ideas erróneas como la "expansión" de los vascones, la dicotomía ager/saltus o la aquitanización tardía. Utilizando palabras de Gerardo Pereira-Menaut, podríamos decir que los conquistadores-organizadores romanos se vieron en la necesidad de fijar fronteras administrativas claras y limpias en un mundo sin fronteras claras ni limpias, ni en lo social ni en lo lingüístico. Y para ello tuvieron que conocer y estudiar la etnografía y la lingüística, la personalidad de los pueblos. No hubo improvisación ni fantasía, sino atención a las realidades culturales que encontraron, aunque también geo-política, atención a sus intereses colonizadores. Podemos decir que Roma creó a las distintas etnias peninsulares, galaicos, astures, celtíberos, berones, vascones..., aunque no las creó de la nada. También creó los Pirineos, por cierto, como frontera, dividiendo a poblaciones que hablaban la misma lengua o lenguas parecidas.

Según diversos investigadores se podría afirmar que el emperador Augusto tuvo un papel activo en la demarcación de las entidades poblacionales y en la confección de las corografías que utilizaron los geográfos grecolatinos posteriores. Es bastante incomprensible que se diga que Ptolomeo compuso artificialmente una lista de ciudades vasconas desde Alejandría en el siglo II d. C., cuando es suficientermente conocido el epígrafe funerario de Caius Mocconius Verus en el que se especifica que había realizado un censo de 24 comunidades vasconas y várdulas (XXIII[I] civitatium Vasconum et Vardul(l)orum), el mismo número que las recogidas por Ptolomeo, que certifica a la par el valor administrativo de las "etnias" peninsulares.


Respecto a la cuestión estrictamente lingüística es comúnmente aceptada la complejidad lingüística del Valle Medio del Ebro en época romana, pero decir que "debieron ser pocos, contadísimos, minoría, los hablantes de vasco en la Navarra antigua" no deja de ser una afirmación sin fundamento objetivo. Las lenguas por su naturaleza son invisibles. Lo que las hace visibles, la escritura, es un fenómeno cultural complejo determinado social e históricamente. No podemos emparejar la relación que hoy tenemos con la escritura con la que tuvieron los pobladores de estas tierras a la llegada de los romanos o en el proceso de aculturación. Pensemos que todavía sobre la Edad Media el historiador José María Lacarra decía, al referirse a los fondos documentales medievales navarros, que se vislumbraba a través de ellos “el pasado de un pueblo que se expresa por escrito en un idioma que no es el que habla, y que el suyo se le escapa a través de los documentos”. No es este espacio para debatir con detalle la historia lingüística de la antigüedad vascona, pero se puede hacer notar que si en el "hábito epigráfico", que es un signo de prestigio, encontramos tres zonas geográficas Aquitania, Zona Media de Navarra y Cinco Villas de Aragón más las Tierras Altas de Soria (no mencionada por el profesor Andreu) con onomástica (nombre de persona y de deidades) de una misma lengua, es más fácil pensar en unas fracciones de la población que se han promocionado socialmente, lo que les da acceso a espacios de representación que a la mayoría de la población les está vedados, pero con los que comparten una lengua, más que en un traslado de población, para el que es díficil encontrar explicación en los primeros siglos de nuestra era.

¿Qué vieron los romanos en aquellos Vascones, que luego serían Vasconia y más tarde Navarra? Pues probablemente una lengua, diferente a las de sus vecinos (aunque no todos la hablaran), pero seguramente algo más, unos lazos económicos, unas formas de organización comunes (no se han encontrado entre los vascones unidades organizativas como las denominadas gentilitates y expresadas en genitivo del plural), tal vez relatos identitarios luego perdidos (o transformados), etc. No lo sabemos todo, pero tampoco no sabemos nada.

 




 

2019/03/18

SOBRE EL NOMBRE DE CORELLA (y 3): HASTA AUSTRALIA Y MÁS ALLÁ


Continúa D. Agustín escribiendo sobre la “proyección de Corella a lejanas tierras” y nos ilustra sobre cómo el nombre de Corella “ha llegado fuera de España, a Europa, a Asia y a Oceanía”.

Sobre las “Corellas” de Italia, ya hemos visto que no se trata de proyecciones del nombre de nuestra ciudad, sino nombres de población con el mismo origen antroponímico que nuestra Corella.

D. Agustín es especialista en la Corella de Filipinas, en la isla de Bohol, sobre la que publicó un libro en el año 1994. Quien lo desee puede consultarlo o tomarlo en préstamo en la Biblioteca Pública de Corella. Hoy que con internet podemos llegar a casi todas las partes del mundo, podemos tener más noticias de esta población. En Wikipedia se explica su relación con nuestra Ciudad: “Su nombre anterior era Nug-as antes de obtener su nombre actual, Corella. Era entonces un barrio de Baclayon. La adopción del nombre Corella se hizo a instancias del P. José María Cabañas del Carmen, entonces párroco de Baclayon (...) Corella era el nombre de un pueblo en Navarra, España”. La parroquia está dedicada a la Virgen del Villar [aunque en inglés se ha traducido como Our Lady of the Village], cuya fiesta se celebra el 27 de abril.

No es esta la única población de la que podemos decir que existe una migración del nombre de nuestra Ciudad, pues existe también en Filipinas un municipio llamado Nueva Corella, oficialmente New Corella, es un municipio filipino de segunda categoría, situado en la parte sudeste de la isla de Mindanao. Forma parte de la provincia de Dávao del Norte. No conozco las circunstancias precisas de su fundación, hasta 1858 formaba parte de la provincia de Nueva Guipúzcoa, denominada desde ese año Distrito 4º de Dávao.




También nos dice D. Agustín que el nombre de Corella ha llegado hasta Australia, aunque lo hace con ciertas reservas y advirtiendo que “esta es una cuestión que habrá que investigar”. Existe una población en el Estado de Queensland, que administrativamente es un barrio o distrito de la ciudad de Gimpie, llamada Corella. Desconozco el origen del nombre, pero me ha llamado la atención que Corella es también en Australia el nombre de un sub-género de cacatúas, que deben ser muy abundantes, a veces hasta el exceso. Puede existir una relación entre ambas denominaciones. A Australia marchó  en el siglo XX un nutrido grupo de emigrantes, quizás a ellos o sus descendientes podría interesar esta investigación.


A D. Agustín le hubiera hecho gracia saber que el nombre de Corella se ha proyectado en los últimos tiempos hasta más allá de Australia. Lo podéis comprobar en este vídeo:

 


Situada en el centro de la galaxia, Corellia es un lugar muy importante del universo starwars. Y qué casualidad, uno de los más famosos corellianos es Han Solo, contrabandista.

2019/03/12

SOBRE EL NOMBRE DE CORELLA (2). NOMBRE DE MUJER



El segundo epígrafe de los apuntes de D. Agustín Fernández Virto sobre el nombre de Corella trata de la etimología del nombre de nuestra Ciudad. Vaya por delante que son muy apreciables los conocimientos históricos y el buen discernimiento de D. Agustín para refutar algunas erróneas etimologías, aunque, como es fácil de adivinar para quienes hayan leído mi aportación sobre este tema, creo que no llega a acertar con la etimología propuesta. Pero va dicho que lo que propone no es una barbaridad, aunque con los conocimientos filológicos que al día tenemos a mano, la etimología correcta de Corella es «(*Villa) Corellia».
Añadiré ahora a lo ya dicho, un texto de Julio Caro Baroja en su obra La Casa en Navarra editada por la Caja de Ahorros de Navarra en 1982: “En otra ocasión emití la hipótesis de que el nombre de Corella pudiera estar relacionado con la de «Caura» o «Caurium», pero la verdad es que resulta más fácil imaginar una relación directa con nombres latinos, de hombre y de mujer, como los de «Corelius» y «Corellia» que se repiten en el epistolario de Plinio el joven. «Corellia» puede ser -como va dicho- el nombre de una villa, como el de otros hispánicos del mismo tipo, que sobrevivió a la ocupación árabe, como ocurre también en tantas otras ocasiones”.
Aplica en este texto D. Julio un principio fundamental en cualquier disciplina, desde un punto de vista científico, que se conoce como principio de Occam, también llamado “la navaja de Occam”. 
 
El nombre de persona Corellius aparece en la Naturalis Historia, magna enciclopedia escrita por el naturalista latino Plinio el Viejo (G. Plinius Secundus, 23-79): “Corellius eques Romanus Ateste genitus insevit castaneam suomet ipsam surculo in Neapolitano agro. sic facta est castanea, quae ab eo nomen accepit inter laudatas. postea Tereus eiusdem libertus Corellianam iterum insevit. haec est inter eas differentia: illa copiosior, haec Tereiana melior”. Corellius, caballero romano nacido en Ateste plantó castaños en la campiña napolitana y consiguió una variedad, de las más alabadas, que recibió su nombre, corelliana.

Otro gran escritor latino, sobrino del anterior, Plinio el Joven (G. Plinius Caecilius Secundus, 61-112) fue amigo del senador romano Q. Corellius Rufus (30-98) y mantuvo relación epistolar con una hermana de este, Corellia y con la hija, Corellia Híspula. Estas mujeres pertenecían a la alta aristocracia romana y formaban parte del círculo intelectual de Plinio el joven, en el que se incluían algunas escritoras, cuyas obras hoy son desconocidas. Corellia Híspula fue madre de Lucius Corellius Neratius Pansa, cónsul en el año 122.
En la Península Ibérica encontramos documentado Corellius en el registro epigráfico: Concretamente en una inscripción de contenido funerario, hoy desaparecida, cuyo hallazgo tuvo lugar en los campos situados al oeste de Alcalá de Henares: D(is) M(anibus). / Corelli(o) / Saturnino, / ann(orum) XXX. / Corellius / Limicus fra/tri piissimo. / S(it) t(ibi) t(erra) l(evis). A los dioses Manes. Para Corellius Saturninus, de 30 años. Corellius Limicus (lo hizo) para su hermano piadosísimo. Que la tierra te sea leve.
En otro epitafio sepulcral parece también encontrarse el mismo nombre. En Las Cuevas de Soria (Quintana Redonda, Soria), donde fue excavada la Villa de la Dehesa, se descubrió la inscripción: D(is) M(anibus) / Cor(---) Masue/ti hic sit(us) / Cor(---) Saturni/nus pater / posuit. Pero aquí donde algunos completan Cor(ellius) Saturninus, otros prefieren Cor(nellius).
Estas inscripciones se datan en la segunda mitad del siglo II.
Fuera de la Península, en la antigua Britania, se encontró en la actual ciudad de York una inscripción funeraria en la que encontramos los nombres Corellia y Corellius. Se trata de un epitafio, de gran fuerza poética [que expresa lo terrible que es para un padre perder a su hija], que dedica Quintus Corellius Fortis, a su hija Corellia Optata, fallecida a los 13 años: [D(is)] M(anibus) CORELLIA OPTATA AN(norum) XIII /. SECRETI MANES QVI REGNA ACHERVSIA DITIS INCOLITIS, / QVOS PARVA PETVNT POST LVMINA VITE / EXIGVVS CINIS ET SIMVLACRVM CORPO(r)IS VMBRA. / INSONTIS GNATE GENITOR SPE CAPTVS INIQVA / SVPREMVM HVNC NATE MISERANDVS DEFLEO FINEM. Q(uintus) CORE(llius) FORTIS PAT(er) F(aciendum) C(uravit).
Traducción libre: "A los Dioses Manes. Corellia Optata, 13 años. Oh, espíritus misteriosos, vosotros que habitáis en el reino infernal de Plutón, adonde una pequeña se dirige luego que la luz de su vida se ha apagado, [convertida en un] diminuto montón de cenizas y una sombra, vana imagen del cuerpo. Padre de una inocente, cautivo de una falsa esperanza, lloro, miserable, el final de mi niña. Quintus Corellius Fortis, padre, ha hecho erigir este monumento".

En Italia existen dos municipios que comparten el nombre con nuestra ciudad: Coreglia Antelminelli, en la región de Toscana, y Coreglia Ligure, en la región de Liguria. La grafía del italiano puede oscurecer un poco esta equivalencia, pero mirad este video, un ejemplo entre muchos, donde se puede escuchar cómo suena Coreglia en italiano para comprobar la identidad fonológica con Corella. 


También existe un lugar menor (barrio o concejo) perteneciente al municipio de Dicomano, en la región de Florencia, denominado Corella, que tiene un sonido diferente a nuestro Corella.
En Coreglia Ligure tienen claro el origen de su nombre: “Dal nome di persona Corellius, la specifica indica la posizione geografica”. En 1862, con el nacimiento del Estado italiano, surgió la necesidad de distinguir los municipios homónimos, utilizando en este caso el nombre de la región, para diferenciarlo de la otra Coreglia, a la que se le añadíó el específico Antelminelli. [Es un caso parecido a lo que pasó en el Estado español con las distintas Tudelas: Tudela de Navarra, Tudela de Duero, etc.]
En Coreglia Antelminelli también conocen este origen, aunque allí parece que también son algo aficionados a las leyendas:

Curiosamente la primera documentación histórica de esta Coreglia hace referencia a un castillo como sucede con Corella: “castra Corelliae” [castillo de Corellia].
Es evidente que la existencia de estos “Corella” itálicos invalida por sí sola la propuesta etimológica de D. Agustín Fernández.
Creo que es hora de que usemos bien “la navaja de Occam” y separemos la etimología del nombre de Corella de aquellas que podríamos llamar “etimologías populares y curiosas”, que, sin dejar de ser interesantes, nos alejan del conocimiento científico de la historia de nuestra Ciudad.