2018/12/04

DANZAS Y BAILES TRADICIONALES DE CORELLA: APUNTES HISTÓRICOS.



La danza es una de las manifestaciones culturales que forma parte del comportamiento humano desde siempre. Dicen los antropólogos que el ser humano ha sentido desde la Prehistoria la necesidad de comunicarse corporalmente, con movimientos que expresaban sentimientos y estados de ánimo. Parece que en un principio la danza podría tener un sentido ritual e incluso religioso en el sentido etimológico de la palabra. Los estudiosos del tema afirman que algunos tipos de danza como las danzas de palos o algunos bailes de carnaval tienen su origen en los rituales de las sociedades campesinas del Neolítico. Evidentemente las danzas y las actitudes ante la danza han variado conforme a la evolución social, económica, cultural de las sociedades históricas.

En el uso actual del castellano parece que hacemos cierta diferencia de matiz entre danza, haciendo referencia a representaciones más bien formales, con algún tipo de coreografía, y baile, que sería una actividad más informal, de mera diversión, pero al tratar de la cultura tradicional, de la cultura popular esta diferenciación desaparece, por lo que aquí hablaré indistintamente de danzas y bailes tradicionales.

En cualquier caso nosotros solemos asociar la danza a comportamientos festivos, de celebración, de alegría: "Autores cronológicamente alejados entre sí como Julio Caro Baroja y Juan Ignacio Iztueta, o incluso algunos de nuestros informantes han llegado a la misma conclusión: la danza es parte de una celebración, las más de las veces alegre. Por tanto, lo que la danza evoca en primer término es diversión. Es un estado excepcional, fuera de la realidad cotidiana, pero conocido y repetido. De algunas danzas concretas se ha dicho que están ligadas al calendario (a la forma de medir el tiempo) y por extensión, a la vida económica de la comunidad (por ejemplo, en el mundo agrícola, la siembra y sobre todo la cosecha). Es claro que la danza está relacionada con el ciclo anual, festivo, económico, etc.; esta explicación no deja de ser válida, pero, incluso en estos casos la danza vendría a ser en realidad, siguiendo con el mismo ejemplo, la celebración jubilosa por una buena cosecha  También se habla de la danza tradicional como reflejo de la vida político-social de una comunidad y, efectivamente, en el caso de algunos bailes puede ser así, pero siempre con motivo de alguna celebración festiva». (María San Sebastián, Antropología de la danza: el caso de Ataun, 2008).

La danza forma parte del comportamiento de un ser humano, y como tal pertenece a la persona y es en este sentido expresión corporal y movimiento en el espacio asociado a un ritmo y a una música. Pero, a la vez, es una forma de expresión de una comunidad. Es una actividad cultural, y artística asimismo, que transmite sentimientos a la comunidad emocional y al propio danzante.

No tenemos noticias de las manifestaciones culturales que en torno a la danza se han podido desarrollar en Corella en tiempos muy pretéritos, y para aquellos tiempos sólo podemos hacer deducciones a partir de la información disponible para nuestro contexto geográfico-histórico. Y para tiempos más cercanos disponemos de unos pocos datos que sí nos permiten ver que en Corella la danza tradicional ha cumplido las funciones de celebración de  acontecimientos relevantes de la comunidad y al mismo tiempo búsqueda de un placer colectivo.

Las danzas muchas veces se ejecutaban en fiestas religiosas pero eso no quiere decir que tuvieran un sentido religioso. Según Julio Caro Baroja  la danza “es uno de los elementos del folklore festivo” junto a otros elementos como las corridas de toros, los juegos, las comidas, los recitales, los personajes bufones, las tarascas o estructuras de madera que se queman, etc., que se ajustaría más a la idiosincrasia del pueblo llano porque “no necesita interpretación. Se considera un elemento puramente festivo (...), encajado en el espíritu de lo que es fiesta y nada más” (Julio Caro Baroja. El estío festivo: fiestas populares de verano, 2003). Esto es, no tiene un segundo significado. Otra cosa es que la iglesia le confiera uno religioso, como bendición o en forma de permiso para su ejecución: existen miles de ejemplos de denuncias por parte de la iglesia de lo que consideraban excesos en las danzas.

La primera noticia que he encontrado de momento sobre la ejecución de danzas en Corella aparece documentada en un acta del Regimiento (ayuntamiento, diríamos hoy) de la Ciudad recogiendo el acuerdo de fecha 18 de junio de 1741 de realizar el traslado de la imagen de Ntra. Sra. del Villar a su «santa Basílica» desde la iglesia de Ntra. Sra. del Rosario, donde había permanecido durante dos años mientras se realizaban obras para reedificar la ermita. Se acordó  «que el domingo de la Santísima Trinidad, que se contarán 28 del corriente, se vuelva dicha Imagen a su santa casa, y que ese día se celebre función teniendo sermón, fuegos, danza y demás que pareciere correspondiente».



Podemos ver aquí que ante un evento social relevante y en cierta manera extraordinario aparece la mención de la danza como elemento de celebración, y es por esta causa por lo que es mencionada, pero nos da la pista de que seguramente era un elemento habitual en este tipo de actos. Hay que recordar que en la sociedad de los siglos XVI, XVII y XVIII eran habituales las procesiones y romerías organizadas desde el Cabildo, como la  procesión a la ermita de Ntra. Sra. de Yerga, denominada la Yergada, a la ermita de Ntra. Sra. de Mismanos, a la ermita de Sta. Lucía en Araciel, a la ermita del Villar, «llevando el pan, vino y queso para los pobres, como se estila».

Seguramente investigando en los Libros de Cuentas, más que en los Libros de Actas, encontraríamos más noticias sobre danzas en Corella. Porque sabemos que los Ayuntamientos contrataban danzantes para las grandes festividades de las ciudades y villas importantes. Investigando en los libros de cuentas del Archivo de Pamplona el folklorista Jesús Ramos Martínez nos dió cuenta de la presencia de danzantes corellanos en las procesiones de San Fermín en el siglo XVII. En un trabajo titulado  "Acercamiento al análisis histórico de las danzas de paloteado en Navarra. Testimonio de los danzantes que han regocijado los festejos de Pamplona durante los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX", (1990), este autor nos muestra la importancia que tenía la danza en la vida de la ciudad, particularmente dentro de sus fiestas y celebraciones. Dentro del conjunto de noticias que el investigador ha encontrado en el archivo, nos ha transcrito las citas referidas a bailes de paloteado y en ellas encontramos las que recogen los nombres de los danzantes de Corella:

Año 1669

«a josseph de Leza maestro de danzas vecino de Corella 330 reales por aver sacado un baile de ocho hombres con su gaitero con diferentes mudanzas de paloteado y otras para la fiesta y regocijo del glorioso martir san fermin patrono deste Reino»

«a Bernardo Jimenez y Juan albarez danzantes y çapateadores en el baile de Corella 40 reales por aver zapateado con diferentes sones el çapateado en la fiesta y baile de san fermin»

Año 1671

«a francisco Navarro maestro de danzas vecino de Corella 200 reales por aver sacado una danza de ocho onbres de paloteado con su gaitero para las fiestas del glorioso san fermin».


En otro trabajo titulado "La danza en las fiestas y‭ ‬ceremoniales de Iruña a través de la historia", que forma parte del libro Fronteras y puentes culturales.‭ ‬Danza tradicional e identidad social (Pamplona,‭ ‬Pamiela,‭ ‬1998) el mismo autor aporta más datos sobre danzantes corellanos en las fiestas de San Fermín:

1641.‭ ‬Matías Basso.‭ ‬Corella.‭ ‬8‭ ‬compañeros y‭ ‬gaitero,‭ ‬danza de arcos y‭ ‬cintas,‭ ‬ ‬450‭ ‬r.

1643.‭ ‬Matías Vasso. ‬Corella,‭ ‬9‭ ‬compañeros,‭ ‬con unas espadas,‭ 400‭ ‬r.

1646.‭ ‬Matías Vasso.‭ ‬Corella,‭ ‬8‭ ‬hombres‭ ‬y‭ ‬gaitero,‭ ‬con arquillos,‭ ‬en hábito de‭ ‬peregrinos,‭ ‬ ‬400r.


Del trabajo de Jesús Ramos hay dos conclusiones que nos interesan particularmente. En primer lugar la condición social de los danzantes que es en su mayor parte no profesional. Esto quiere decir que son en su mayoría campesinos (y artesanos) que realizan a través de la danza una actividad popular. Bajo la dirección de un maestro de danzas reciben una cierta formación para adquirir las habilidades necesarias para interpretar su arte en el marco de una función festiva importante (en Pamplona) pero sin profesionalizarse. A partir de finales del  s. XVII y durante el XVIII sí que aparecen danzantes valencianos que le dan a la danza quizás un énfasis más espectacular (se les llama volteadores y saltadores) y con un cierto grado de profesionalización.

Por otra parte es interesante la información sobre los lugares de procedencia  de los danzantes. Además del mismo Pamplona y su Cuenca y de otros lugares de Navarra, se documenta la procedencia de paloteadores de la Ribera Baja y La Rioja, en concreto, además de Corella, de Tudela, de Cascante, de Alfaro y de Igea. Esto demuestra para el autor la pujanza de los bailes de palos en el folklore de nuestro entorno geográfico, donde ha quedado como expresión importante de nuestro folklore el paloteado, y  la certeza documental de que en el siglo XVII existen danzas de paloteado, de arcos y de cintas en la Ribera navarra.

Recientemente ha aparecido en la Revista Cuadernos de Etnología y Etnografia de Navarra un interesantísimo artículo del polígrafo fiterano Eduardo Aznar titulado Documentación acerca de las desaparecidas danzas ceremoniales de Fitero. En este trabajo, a partir del análisis de los libros de cuentas del Regimiento fiterano se pone de manifiesto la vitalidad de las danzas ceremoniales, unidas a las festividades solemnes, en Fitero durante los siglos XVI, XVII y XVIII. El conjunto de datos aportados para la vecina villa sirven también para el resto de las localidades de la comarca y, respecto al tema del paloteado, nos ofrece una contextualización, coincidente con lo expresado por J. Ramos en el trabajo ya citado y con otros estudiosos del folklore:

"El panorama de la celebración fiterana del Corpus a mediados del siglo XVII con sus comedias amenizadas con danzantes con cascabeles, gaiteros, tablados y demás recursos nos ofrece un ambiente ya prácticamente similar al de los clásicos paloteados de la Ribera que hemos conocido por tradición popular hasta el presente. Es más, nos confirma que su formato actual con la mezcla de secuencias de danzas de palos, cintas y arcos que se van intercalando en los actos de diálogo entre los personajes del ángel, el diablo, el mayoral y el rabadán, no es sino una versión ya bastante simplificada del modelo de espectáculo rural y local barroco vigente en el siglo XVII”.

En el documento aportado por J. Ramos del año 1669 se menciona que los danzantes de Corella ejecutaros «diversas mudanzas del paloteado y otras», lo cual parece indicativo de la complejidad y la riqueza de su actuación. También se da cuenta de dos danzanntes del «baile de Corella» a los que se cita por su nombre y que reciben una gratificación específíca por realizar una danza llamada «zapateado». No se encuentra otra mención a esta danza en Pamplona, aunque formaba parte de las danzas ceremoniales en otras ciudades como Toledo y Segovia en los siglos XVI y XVII en las celebraciones del Corpus y otras. En Segovia acompañaba al paloteado, por lo que quizás llegara a ser considerada como una «mudanza» del paloteado. Según el estudioso del folklore François Reynaud, el zapateado no consistía solamente en marcar el ritmo golpeando el suelo con los pies, sino que exigía del danzante una extraordinaria agilidad para seguir el ritmo ternario marcado por los instrumentos -flauta (o gaita) y tamboril- batiendo las manos y realizando diversos saltos con posturas diferentes en que llegaba a tocar con las manos las plantas de los pies. Parece ser que iban provistos de  cascabeles, instrumento por otra parte bastante habitual en los danzantes de Fitero, tal como documenta Eduardo Aznar en el artículo citado anteriormente. Para François Reynaud las "danzas de zapateado" pertenecen al tipo de danzas muy rítmicas que incluye en la categoría de "danzas de cascabel". Requieren, como la "danza de espadas" y sus derivados, el "toqueado" y el "paloteado", precisión, agilidad y coordinación por parte de los bailarines. Según este folklorista el "zapateado" se incorporَó al "villano", un baile llamado así porque los bailarines adoptaron movimientos y posturas comunes a los bailes de las aldeas. Este baile era muy gesticulante e incluía diferentes figuras, como el "voleo", que consiste en lanzar el pie lo más alto posible, con la pierna extendida, lo que puede provocar la caída del bailarín, y la "girada" en la que el bailarín se gira sobre la punta de un pie, la otra pierna hacia atrás, lo que también compromete el equilibrio del bailarín. En la documentaciَón que aporta se registran pagos individuales, como a los corellanos en Pamplona, (16 de agosto de 1636 — Andres Rodriguez. Danzante. 30 reaies. ...«que se le libran por aver venido à çapatear en la fiesta de nuestra señora de agosto...», se supone que habría bailado solo o presentado en medio de un grupo).  Por otra parte esta danza de villano es descrita como “baile rústico que se ejecutaba golpeando alternativamente con las manos, una contra otra o contra los pies, haciendo varias posturas como la de sentarse en tierra, etc." y su melodía fue incorporada como mudanza de diversos dances aragoneses, aunque cambiando la manera de bailarla.

En Pamplona los paloteados acompañababan también en las fiestas de toros. Y también en Tudela, según un testimonio de un exiliado francés que describió en sus memorias su estancia en Tudela en 1797, Joseph Branet. Según relata éste, el 25 de Julio

«El ayuntamiento va a esta novillada (...) a pié, precedida de una tropa de valencianos que bailaban al son de las castañuelas, de pregoneros públicos en túnica azul con cuellos y mangas amarillas, de dos maceros de gran peluca y túnica de seda roja. Iba entre dos filas formadas por paisanos armados de alabardas y picas. Cuando el ayuntamiento tomó su lugar habitual en el balcón destinado para este propósito y toda la gente se hubo acomodado, los saltadores valencianos ejecutaron en medio de la plaza diferentes danzas e  hicieron cabriolas y figuras con palos, antes de que el alcalde diera las señal de comenzar la novillada. (...) El 26 de Julio, día de la fiesta, hubo procesión general que precedían estos mismos valencianos danzando, brincando y cabriolando, haciendo por devoción ante el Santísimo Sacramento lo que habían hecho la víspera para divertir al pueblo».

En Corella tenemos documentado un evento similar, unos pocos años más tarde aunque en un contexto cívico diferente. Se trata de un contexto histórico muy especial. En el verano de 1813 las tropas napoleónicas abandonan la Ribera y Corella, expulsadas por el ejército aliado hispano-anglo-portugués.  Esta situación supuso de facto un cambio de régimen político instaurandose en Navarra el régimen liberal institucionalizado por la Constitución de Cádiz, que había sido proclamada en marzo de 1812. Conforme se van liberando las poblaciones, por mandato de la Regencia española y de la Diputación del reino, se procede a la jura de la Constitución y a la elección de los ayuntamientos constitucionales. La Ciudad de Estella, la primera, lo haría el 31 de julio y Pamplona el 13 de noviembre. En Corella tuvo lugar el 5 de septiembre. Los actos se celebraron, como en otros lugares, con grandes solemnidades y festejos, que quedaron reflejados en las actas municipales:

Domingo 5 de septiembre de 1813

Auto relacionando lo ocurrido con motivo de la publicación de la constitución

En la Ciudad de Corella y Sala Consistorial día 6 de septiembre de mil ochocientos trece estando juntos los S. S. Licdo. Don Pedro Pablo Díez de Ulzurrun...

El siguiente domingo cinco del corriente por la mañana se juntó S. S. con el mismo traje de golilla en su Sala Consistorial y ohidas las nueve horas de ella salieron sus individuos (...) y el Secretario de Ayuntamiento con el Alcaide, Clarinero y un Nuncio para la Iglesia Parroquial de San Miguel y los SS D. Benito Garisoain... con otro nuncio para la del Rosario.

En las dos parroquias se celebró Misa de Gracias, se leyó la Constitución Política de la Monarquía Española (...)

En la tarde del mismo día asistió SS en traje de golilla a su Casa de la Plaza de la Constitución en cuyo frontis estaba colocado en dosel y solio el retrato de Nuestro Amado Monarca; permaneció en comunidad todo el tiempo que duraron los bailes públicos dispuestos por la jubentud, y en seguida a los novillos que se corrieron.

(La plaza de la Constitución se llamó entonces a la plaza del Rosario, donde se celebraban las fiestas de toros. Corella tuvo un ayuntamiento Constitucional entre septiembre de 1813 y mayo de 1814, que sería restablecido entre 1820 y 1823)

No se especifícan los bailes ejecutados por los jóvenes de la Ciudad, pero podemos deducir que se trataba de los bailes ceremoniales como el paloteado que se realizaban tradicionalmente en similares ocasiones, tal como hemos visto que se realizaban en Pamplona y en Tudela.

En este mismo auto se nos da noticia de otro tipo de bailes, que seguramente eran habituales en la Corella del siglo XVIII, los bailes de salón. Se dice que los jóvenes de la Ciudad habían solicitado al Regimiento que se les franquease la Sala Consistorial para continuar los regocijos y "la noche del mismo dia tuvieron los jóvenes el Baile a el que acudieron todas las gentes más visibles del Pueblo y otra muchas de los pueblos circumvecinos. El general de las tropas Aliadas Dubran y otros militares que noticiosos de la función y regocijos, asistieron

Podemos pensar que también existían otro tipo de bailes, de calle, populares. Tenemos noticia de ellos en unas ordenanzas aprobadas por el regimiento de Corella y publicadas en 1791. Se trata de unas ordenanzas de Policía local, que reflejan el espíritu de la Ilustración que quería conformar la vida cotidiana de los vecinos de acuerdo con los valores de la burguesía ascendente en aquel momento. El título del documento es “Establecimiento de Priores de Barrio y Ordenanzas que para su gobierno ha acordado y dispuesto la muy Noble y muy Leal Ciudad de Corella». Fueron confirmadas por el «Real y Supremo Consejo de este Reyno» y editadas en Pamplona. 

La Ordenanza XI dice:

Item, no permitirán los Priores, ni Mayorales, que en sus respectivos Barrios haya discordias entre casados, ni se experimente separación de ellos, ni tampoco admitan amancebamientos, bayles, juegos de naypes, taba, dados ni otro alguno de los que están prohividos, y que no lo estuviesen, si lo considerasen conveniente los dichos Priores.

No sabemos  en qué consistían dichos bailes, pero llama la atención que se mencionen entre los amancebamientos y los juegos de naipes. Hemos de suponer su carácter lúdico, que eran divertimentos que surgían espontaneamente en las calles de la Ciudad.

Volviendo al tema del paloteado, la siguiente referencia es ya contemporanea y nos la proporciona el gran estudioso de la cultura navarra José María Jimeno Jurio:

“La ciudad del barroco en los templos parroquiales, conventos y casonas señoriales, y en la procesión de Viernes Santo más dieciochesca  del país, tuvo en su día, dentro del rico arsenal folklórico, una representación del paloteado entre moros y cristianos. Ningún folklorista, que sepamos, recogió esta noticia. La conocimos por casualidad al charlar con un corellano casticísimo, Julián Olloqui Malumbres, popularmente conocido como “el tío Centinela”, protagonista de una larga vida, prieta de actividades, hechos y dichos ingeniosos, guitarrista excepcional, cazador impenitente, y dueño del Café del Tercio desde poco antes de contraer matrimonio con Marcelina Asiáin García.

Cuando le pregunté por qué le llamaban Centinela, me dio esta explicación. Cuando él tenía unos doce años (hacia 1896), bailaron el paloteáu. Lo representaron en la plaza de toros, por fiestas. Gustó muchísimo. Por entonces hacía furor. “Nos defendíamos mucho bien”. En la plaza montaban un tinglado, con dos “casillas” en los extremos. En cada una hacía guardia un centinela, armado con lanza. Guardaba el cristiano, Julián, a los suyos, y a los enemigos un moro, vestido de negro al igual que los paloteadores “malos”. Uno de los actores llamaba al guardia cristiano “¡Centinela!” Y Julián, seco, imperturbable y consciente de su misión, contestaba: “¡Alerta está!”. Tal debió de ser el énfasis con que nuestros corellano interpretó el modesto papel, que desde entonces y hasta hoy quedó bautizado con ese apodo.

Cuando el Centinela relata una tan lejana velada teatral, tensa sus flacos músculos y mueve los brazos con juvenil soltura, como si estuviera jugando con los palos de la danza. No recuerda ya los versos del mayoral y del rabadán, del ángel y del diablo. Sabe que eran muchos y se “metían” unos con otros. En un esfuerzo memorístico, soltó una cuarteta; no sé si fue pronunciada entonces tal como me la dijo, o si más bien la montó con retales de otras coplas para salir del paso:

A ti te llaman Centinela

y por apodo el Julián;

los milagros que tú hagas

me los paso por allá.

Antiguamente, es decir, antes de 1896, había existido el paloteado en Corella. Los bailarines danzaban coreando una letra insulsa: “Don José, cuánto madruga usté. Madrugo porque tengo las cabras en el corral. La vecina de enfrente me la quiere robar”.

(JIMENO JURÍO José María, Paloteados de la Ribera, col. "Navarra. Temas de Cultura popular", Pamplona, 1974)

Esta variante de paloteado, de moros y cristianos, debió tener bastante popularidad a finales del siglo XIX y principios del XX. El mismo Jimeno Jurío publicó el libreto de un paloteado de este tipo interpretado en Cortes en 1914 y 1915. Los versos “recordados” por Julián Olloqui se ve claramente que no corresponden al paloteado sino que fue una improvisación. Los dos últimos pertenecen a un ciclo de la literatura oral popular muy extendido (En mi huerta te criaste, / ciruelo te conocí, / los milagros que tú hagas / que me los cuelguen a mí). Hay otros apodos en Corella que también podrían tener relación con personajes del paloteado como “diablo” y “rapatán”.

A partir de la copla recogida por Jimeno Jurío, Mikel Aramburu y el grupo Ortzadar descubrieron en la localidad zaragozana de Ainzón la melodía con que se bailaba y reconstruyeron esta secuencia de paloteado. (Ver http://www.dantzatlas.navarchivo.com/es)


Otras danzas.

Con ocasión de las I Jornadas Internaciones del Folklore, celebradas en Donostia en 1971, el folklorista Francisco Arrarás Soto daba noticia de otras danzas que históricamente se han bailado en Corella:

En Corella, hasta hace unos sesenta años [hacia 1910], al final de la Misa del Gallo del Convento de los Carmelitas, subían al presbiterio un hombre y dos niños, vestidos de pastores, y ejecutaban una vistosa danza pastoral, compuesta de saltos y giros caprichosos, al compás de lindos villancicos cantados por el coro”.

Recoge en Dicastillo una danza similar: “Hace unos cien años, en Dicastillo y en la misma Misa del Gallo, salían a bailar, a lo largo del pasillo central de la iglesia, los seis u ocho pastores de las casas principales del pueblo, vestidos con el traje de su oficio”. Por su parte Eduardo Aznar recoge también en Fitero una danza de pastores celebrada en la Misa del Gallo: "Una primera fuente para documentar algunas pistas acerca del tema es la obra del escritor local Manuel García Sesma. En su estudio acerca de la vida tradicional que había conocido en su infancia durante los primeros años del siglo xx, nos describe en un pasaje la costumbre que llegó a conocer todavía viva de que los pastores fiteranos bajaban cada año el día de Nochebuena para celebrar las Navidades bailando dentro de la iglesia durante la misa del gallo, al son de zambombas y panderos delante del belén monumental con la imagen del niño Jesús, y preparando migas de pastor para cenar, celebración suspendida a comienzos del siglo xx”

No tenemos muchos datos sobre las características de esta danza. En Fitero destacaba  el baile en solitario que en medio de la función realizaba Manuel Bermejo Oliver, el tío Maturrillo (1843-1938). Por otra parte en Tudela se conoce otra danza del ciclo navideño. "El día de Reyes, en la iglesia de los PP. Franciscanos se celebra con gran aparato la Adoración de los Magos. Tres orondos personajes singularmente vestidos, uno de ellos embadurnada la cara de negro, entraron en la iglesia al comienzo de la misa. Iban precedidos de un farol de cristal muy luminoso suspendido en el aire que imitaba la estrella y la seguían. Llevaban en sus manos los respectivos presentes que iban a ofrecer al niño recién nacido. Danzaron durante una parte de la misa, junto a otros muchos chicos, al son del órgano que tocaba una bourrée o contradanza". Así lo describe el sacerdote francés Joseph Branet, quee estuvo refugiado en Tudela por los años de la Revolución Francesa, en su libro de memorias Tudela en 1797. Notas de un emigrante gascón. La bourrée es una danza tradicional en diversas regiones de Francia, especialmente de Occitania, que debía tener un aire similar  a la danza que Joseph Branet observó en Tudela.


Danza de San Pascual

En Corella, el 17 de mayo, festividad de San Pascual Bailón, sacaban al Santo en procesión, y los cofrades danzaban por turno en solitario ante la imagen, a los acordes de la dulzaina o gaita. Los chicos bailaban también e iban cubiertos, al igual que muchos cofrades, con unas coronas de cartón, de un palmo de altura, adornadas de flores amarillas, que se crían en los trigales, y a las que llaman floridas. Tocado análogo es el llamado Kaska usado actualmente por los danzaris de Valcarlos. 

Como acertadamente comenta Eduardo Aznar esto apunta a un tipo de danza de homenaje religioso, muy probablemente similar a los aurreskus de honor actuales.

De esta danza dio noticia Pedro Arellano en 1933 y José María Iribarren en 1946. Según un testimonio actual, el tío Calores fue el último corellano que sabía bailar esta danza.

Bailes de Carnaval

En la Actas del Ayuntamiento queda constancia de que en el último tercio del siglo XIX se celebraban 3 días de Carnaval en los que había bailes de máscaras:

19-02-1871 - Sobre concesión de la Sala Consistorial a jóvenes para celebrar tres bailes de máscaras. Se encuentra conforme, con el voto en contra de dos concejales que manifiestan su oposición ya que iba a actuar, en dichos bailes, la Orquesta de Manuel Mª Muro y precisamente se había negado a actuar el día del juramento al Rey Amadeo I.

31-01-1874 - Se informa de escrito presentado por el Director de la Orquesta, solicitando el local de la Casa Consistorial, para dar baile en los tres días de Carnaval, asignando la cuarta parte de los beneficios al Santo Hospital; se informa favorablemente, sin perjuicio de las determinaciones que, en su caso, pueda adoptar la alcaldía

2-02-1883 - Solicitud de Tiburcio García Aznárez, para cesión del local de la escuela de párvulos, mediante una retribución para el Santo Hospital, para celebrar un baile en los próximos carnavales, acordándose no ha lugar.

- Solicitud de Diego Mateo, solicitando la sala de actos públicos en la Casa de la Ciudad, para dar tres bailes de máscaras, obligándose a mejorar las paredes rascándolas y luciéndolas de yeso blanco a llana, acordándose la concesión.

02-02-1884 - Se acuerda no ceder los salones de la Casa Consistorial para bailes públicos en el próximo Carnaval, por el mal estado de los mismos y por el abuso a que se presta esta condescendencia.

23-02-1884 - Se acuerda ceder a Manuel Resa, el salón de la escuela de párvulos de la Merced, para dos bailes a los noches del próximo Carnaval.


No ha quedado constancia sin embargo de las danzas que se bailaban durante esos días en la calle, pero hemos de suponer que tenían un desarrollo similar a otros carnavales de la Ribera y se bailarían polkas, pasacalles, etc.


Jota

La jota como canto y como baile, no se conoció en la Ribera de Navarra hasta el siglo XIX. Según una tradición la primera jota de baile se interpretó en Corella en 1867. En aquel año se organizó en Corella la primera Banda de Música, y tocó por primera vez la jota, a la que el pueblo dio por llamar la revolvedera porque los mozos la bailaban atropelladamente, al furrumbumbún que dice José María Iribarren. De ahí esta copla de aquel tiempo:


No salgas hijo a la calle

porque ha salido la fiera

y van cantando los mozos

la jota revolvedera.


De ser cierta esa noticia, demostraría que, a diferencia de la práctica actual, baile y canto podrían ir unidos.


Durante el siglo XX Corella tuvo su propia jota, “la Calaceitana”, que fue introducida en 1965 por el director de la Banda de Música, Ricardo Marcilla, y que ha sido recientemento recuperada y coreografiada por el Grupo de Dantzas Tambarria.



El Grupo de Dantzas Tambarria es en la actualidad el depositario de toda esta rica tradición de danzas, y entre sus objetivos está la recuperación del patrimonio cultural folklórico de nuestra Ciudad.


3 de diciembre de 2018

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** Quiero agradecer a Alberto Azcona y Antonio Ochoa el haberme proporcionado un adelanto del trabajo que están realizando sobre los Libros de Actas del Ayuntamiento de Corella.