2021/06/01

ARACIEL EN LA EDAD DEL HIERRO

 

Araciel es un Lugar de Memoria muy importante para las gentes de Corella. Es un lugar cargado de Historia que de una manera u otra mantiene un valor simbólico que nos vincula a él, y por esta razón escritores corellanos como Eugenio Salamero Resa o Diego Pascual Eraso lo tienen muy presente en sus obras.

Desde un punto de vista arqueológico el despoblado de Araciel ha llamado siempre la atención de los historiadores y en cierta época se pensó que en sus ruinas podría ubicarse el solar de la antigua ciudad de Gracurris, finalmente localizada en las Eras de San Martín de Alfaro. En cualquier caso el poblamiento en época romana era conocido desde hace tiempo. El ilustrado Sebastián Miñano, de ascendencia corellana, en su magna obra Diccionario geográfico-estadístico de España y Portugal, publicada entre 1826 y 1829, al describir Corella nos da la siguiente noticia: "A fines del último siglo, en una posesión de Doña María Teresa Miñano, viuda del coronel Sesma, en los campos de Araciel, a distancia como de tres cuartos de legua de la ciudad, se hicieron unas excavaciones para sacar los cimientos de una portada que cerraba la posesión de la Dehesilla; y como a unos siete u ocho pies de profundidad, se descubrió una losa en figura de un prisma, y más adelante un gran sepulcro labrado de piedra, con inscripciones romanas, las cuales colocaron los trabajadores en el cimiento; pero siguiendo las excavaciones se hallaron otros muchos, labrados con bastante primor. Es probable que las lluvias y las tierras arrastradas de los montes de Alfaro, que están limítrofes a la posesión y al camino llamado de los Romanos, cubrieron estos sepulcros con las grandes avenidas. También se hallaron muchos ladrillos triangulares, de los que describe Vitruvio. Los sepulcros eran de grandes dimensiones, y contenían cadáveres hechos polvo."

La documentación medieval y los restos arqueológicos, algunos todavía visibles, nos han proporcionado bastante información sobre esa época. Y recientemente se ha producido un importantente descubrimiento en la configuración histórica de este espacio en la época prerromana. El arqueólogo y profesor Javier Armendáriz Martija publicó en 2009 el libro “De aldeas a ciudades. El poblamiento durante el primer milenio a. C. en Navarra”, editado por el Gobierno de Navarra, resumen de su tesis doctoral, en el que se reconoce un total de 261 yacimientos arqueológicos –castros y poblados de la Edad del Hierro–, muchos de ellos inéditos, entre ellos el de Araciel. El libro puede ser descargado en formato pdf AQUÍ. A continuación transcribo la ficha correspondiente a Araciel, donde se explica el origen de este poblado en la Edad del Hierro y su posterior devenir histórico.

 

ARACIEL

Cronología

Hierro Medio-Final. Romano.

Medieval.

Municipio

Corella.

Comarca geográfica

Ribera Tudelana. Margen derecha del Ebro.

Longitud (UTM)

603.683

Latitud (UTM)

4.665.667

Altitud s. n. m.

340-351



 

Mapa 1/50.000

282-Tudela

Mapa 1/10.000

282-2

Ubicación

Valle.

Tipo de emplazamiento

Espolón de terraza.

Geología

Gravas y arenas de terrazas medias holocénicas (Pleistoceno).

Superficie (m2)

6.500 (mínimo). La ampliación celtibérica indeterminable.

Distancia 1er yac.

3,8 km. Alfaro (La Rioja).

Distancia 2º yac.

7,0 km. El Castillo de Castejón (nº 241).

Toponimia

[Arançiel, Arancielle (1128). Arencel (1188)] Araciel (1515, 1579, 1819, 1881, 1948, 1991). Haraciel (1570). Araziel (1710). Aracil (1891).

Recursos hídricos

El río Alhama discurre a 225 m. en dirección oeste, pero en fechas no demasiado lejanas estuvo más cerca pues uno de sus meandros ha minado el costado occidental de este poblado.

Uso del suelo

Pastos y agrícola.

Historia del yacimiento y bibliografía

Inédito como asentamiento de la Edad del Hierro. En 2006 Iñaki Sagredo valora este sitio histórico en la línea de la defensa del Reino de Navarra de la comarca de Tudela durante la Edad Media, reconociendo los restos de su castillo y su fortificación auxiliar (SAGREDO, 2006a: 178-181).

Sistema defensivo

Resulta muy difícil valorar la fortificación protohistórica de Araciel, pues predominan a la vista los restos constructivos del castillo medieval y su caserío anexo. No obstante, como hemos estudiado en otros castros y poblados de la Edad del Hierro parecidos, creemos que en líneas generales la estructura de la Araciel medieval no hace sino repetir el esquema defensivo de la aldea protohistórica subyacente. Al ocupar un espolón de terraza pleistocénica destacado en punta hacia el norte, levantado sobre el lecho del río Alhama, el poblado adoptó una planta triangular con la base orientada hacia el sur aprovechando como defensa natural los escarpes laterales y excavando un foso artificial en su base (al sur) para aislarlo del relieve circundante. Como otros muchos poblados ribereños de estas características (el ejemplo más cercano sería San Sebastián de Cintruénigo) todo el perímetro del hábitat habría estado protegido por una muralla, de la que apenas quedan vestigios bien porque ha sido expoliada, bien porque todo el flanco occidental del poblado ha desaparecido por desplome al socavar el Alhama en las arcillas miocénicas subyacentes del terreno. Sí que se conserva, aunque muy alterado, el foso artificial que delimitaría el hábitat por el sur, que se muestra en la actualidad como una cava de unos siete metros de anchura con una profundidad de poco más de uno; se advierte un pequeño terraplén levantado sobre su escarpa.

Los restos del castillo medieval se localizan en la parte más elevada del sitio, que es también el área más septentrional del recinto, donde se conserva la cimentación de una torre hecha con sillares de piedra arenisca y varios muros avanzados a la misma construidos con grandes cantos rodados. La construcción castelar se encuentra incompleta porque un meandro del Alhama la ha desmantelado por su costado occidental. Como dato de interés destacamos que entre los sillares de la cimentación de la torre hay algunos con aparejo almohadillado, por lo queen origen sería una construcción islámica, quizás del siglo IX ó X d. C.; tras la reconquista cristiana de la zona se habría consolidado como plaza fuerte de la frontera meridional del Reino de Navarra.

Cultura material

En el yacimiento sobre todo se pueden recoger materiales de época medieval, pero también una pequeña muestra de cerámicas de la Edad del Hierro (manufacturadas y torneadas celtibéricas) y otras romanas de variadas técnicas, procedencias (las hay itálicas de importación) y tipos.


 

Valoración

Araciel es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la comarca tudelana. Muy conocido por la documentación medieval, fue un destacado núcleo de población durante la época romana –vicus, mansio o, con menos probabilidad, villa– a la vera de la importantísima calzada de Italia a Hispania (itinerarios números I y XXXII de Antonino), vía que cruza a escasos 200 m. al este, en el tramo comprendido entre las ciudades de Cascantum (Cascante, Navarra) y Graccurris (Alfaro, La Rioja). Pero mucho antes, desde el Hierro Antiguo, fue ya un poblado estructurado, fortificado y con caserío agrupado.

No quedan a la vista muchos vestigios de esta aldea protohistórica, si bien hemos localizado algunos restos cerámicos alojados en el corte estratigráfico (de más de 2,5 m. de potencia) que la erosión del río Alhama ha dejado colgado en el cantil del terreno. Las gentes del Hierro decidieron asentarse aquí por su magnífica situación en el valle del Alhama, las buenas condiciones defensivas que le regala el relieve del sitio –un espolón de terraza sobre niveles terciarios que por su configuración topográfica era aprovechable defensivamente– y por las feraces tierras agrícolas de su vega, susceptibles de amplios aprovechamientos agrarios. Como poblado fortificado habría adoptado el modelo seguido por la mayor parte de los asentamientos protohistóricos de la Ribera Navarra un poblado de planta triangular adaptado al terreno defendido artificialmente mediante murallas y fosos. Nos faltan datos para reconstruir su trayectoria histórica a lo largo del primer milenio a. C., si bien la presencia de cerámicas celtibéricas confirma su ocupación durante la fase final del Hierro. Probablemente en estas fechas el núcleo originario del poblamiento en este sitio se expandió al norte por la llanura inmediata, pues por ahí se pueden encontrar cerámicas celtibéricas; no obstante, a falta de testimonios estratigráficos esta hipótesis no se puede confirmar por el momento, pues coincide espacialmente con el núcleo de población romano que se desplazó por esa zona, por lo que tampoco sería de extrañar que esas cerámicas celtibéricas sean muy modernas, datables a partir de César o del gobierno de Augusto. Efectivamente esta población de la Edad del Hierro en los primeros siglos de la Era abandonó la colina de Araciel para ocupar –al norte– un terreno llano donde planificar ex novo su urbanismo hipodámico, a la vista de la calzada romana I-XXXII del Itinerario de Antonino entre Virovesca (Briviesca) y Caesaraugusta (Zaragoza). Es en esa zona donde se pueden recoger testimonios materiales domésticos y se ven algunas estructuras ortogonales hechas con zócalos de cantos rodados. Pero la crisis imperial del siglo III d. C. y los tiempos difíciles que vinieron después debió mover de nuevo a sus habitantes, que durante la Antigüedad Tardía abandonaron el llano y se habrían refugiado en el viejo asentamiento protohistórico del cerro, aunque allí también habrían desarrollado sus actividades productivas, pues se conserva a la vista un horno de cerámica.

Su trayectoria posterior la conocemos bastante bien por la documentación medieval conservada en archivos sobre este sitio hasta el año 1429, cuando cayó en manos castellanas y el castillo y población de Araciel fueron arrasados. Sin duda que antes de la conquista cristiana del territorio en Araciel hubo una torre defensiva islámica, pues así parecen ponerlo de manifiesto los sillares almohadillados descubiertos en su cimentación. La extensión de la aldea medieval habría excedido la colina donde se localiza el castillo, ya que su caserío también se extiende por toda la ladera suroccidental del terreno hasta la corriente del Alhama, donde existen cimentaciones de muros con zócalos hechos de cantos rodados colocados “a hueso”.

Estado de conservación

El yacimiento ha sufrido gran pérdida espacial provocada por la acción erosiva de un meandro del río Alhama sobre su costado occidental. Debido a esta causa gran parte de las construcciones defensivas medievales se encuentran colgadas sobre su llanura aluvial, con eminente riesgo de desplome. Hace años fue objeto de excavaciones no autorizadas por algún clandestino de la zona, que dejó a la vista un muro estucado medieval, enterramientos y diversos niveles arqueológicos de la misma época.


 

 

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