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NOTA
PREVIA
La
palabra toponimia la empleamos en dos sentidos. Por una parte
significa el conjunto de los nombres geográficos que designan los
distintos espacios o elementos que conforman un territorio. Su
funcionalidad primaria es la construcción de un mapa mental que
permite identificar y localizar cada porción del territorio y sus
elementos. Esta función georreferencial hoy se plasma en mapas
simbólicos sobre toda clase de soportes. Por otro lado entendemos la
toponimia como el estudio del origen y el significado de los
topónimos, o sea, los nombres de lugar (place
names, noms de lieux, noms de lloc, leku-izenak, Ortsnamen).
En este sentido es una disciplina filológica que, junto a la
antroponimia, se enmarca en la rama de la Onomástica, el estudio de
los nombres propios. Como otros elementos constitutivos de una
lengua, los topónimos se estudian con técnicas y métodos de las
ciencias lingüísticas, utilizándose también los resultados de
otras disciplinas como la Etimología, la Gramática Histórica, etc. Para diferenciar los dos sentidos de Toponimia, se llama Toponomástica al estudio científico de la Toponimia.
Podríamos
decir, con la lingüísta Carme Barceló (2010: 7), que el nombre de
lugar es un ser vivo que cumple el protocolo de nacer, vivir un
tiempo y desaparecer, y cuando desaparece, si queda documentado,
entra a formar parte de la Historia. Pero pensemos que cada
generación ha tenido que transmitir a la siguiente el mapa que ha
creado o que ha recibido de una generación anterior y pensemos en
que cada generación ha podido vivir sucesos históricos,
transformaciones económicas y socioculturales, invasiones o
inmigraciones masivas, cambios de población, establecimiento de
nuevos poderes, etc. Esos cambios tendrán su reflejo en la toponimia
de tal manera que en ocasiones algunos topónimos desaparacerán y
serán sustituídos por otros, pero en muchas otras los cambios se
irán “adhiriendo” a un nombre de lugar que ha quedado
fosilizado. Así lo ejemplifica Francisco Villar (2015: 22): “En
el sintagma hidronómico “el río Guadiana”,
el apelativo “río” es castellano; y dentro del sintagma
fosilizado Guadiana,
el hidrónimo Ana
es
prerromano y el apelativo wadi
‘río’
es árabe; etc. Los tres estratos son sucesivamente por orden de
antigüedad prerromano > árabe > castellano”. Y esto
ocurrirá no solamente cuando documentamos un cambio de lengua sino
en el registro de una misma lengua, por la perduración de arcaísmos
de todo tipo que son abandonados en la lengua funcional. Por esta
razón se ha subrayado la importancia de la toponimia para el estudio
de la historia de una lengua. También se considera importante para
el estudio de la evolución de las sociedades humanas,
considerándosela como un auxiliar de la Historia. Así mismo puede
ser un instrumento para la investigación de otras ciencias sociales,
como se puede ver en la tesis doctoral de César López Leiva
“Onomástica, Ecología y Territorio. Toponimia de la Rioja como
indicador biogeográfico y de la dinámica del paisaje forestal”,
Universidad Politécnica de Madrid, 2016.
Para
este trabajo nos interesa sobre todo la idea de que así como los
arqueólogos hacen hablar al pasado a partir de fragmentos de
cerámica, huesos y viejas piedras, por medio de los nombres de lugar
podemos intentar detectar la evolución histórica de nuestra
comarca. Volviendo a Villar (2015: 16): “Las
sucesivas lenguas que han dejado su impronta en un topónimo o
sintagma toponímico constituyen una verdadera colección de estratos
cuya secuencia concreta no se substancia al azar sino que responde a
causas analizables por el lingüísta. De ese modo, la toponimia de
un determinado lugar puede ser utilizada como un verdadero yacimiento
estratigráfico que nos brinda la oportunidad de conocer una o varias
de las lenguas que se han sucedido allí desde la Prehistoria hasta
nuestros días”.
En
la Merindad de Tudela, en tiempos históricos, han convivido o, al
menos, concurrido tres culturas que han tenido como eje tres lenguas
o, más bien, tres ámbitos linguísticos diferentes, a saber: el
ámbito latino, el ámbito arábigo y el ámbito euskérico. En cada
uno de estos ámbitos se ha dado además una evolución lingüística
que de forma sintetizada
podemos expresar con el siguiente esquema:
• Latín
> Latín tardío (“vulgar”) > romance “mozárabe” >
romance “aragonés” o “navarro-aragonés” > castellano
• Vasco-aquitano
> Euskera común antiguo > Euskera medieval “navarro” >
Euskera moderno
• Árabe
clásico > Árabe andalusí > Árabe andalusí oriental
Al
estudiar los topónimos podremos observar además del origen en
alguno de estos ámbitos, las interferencias o interconexiones
lingüísticas que se producen entre ellos. Para el estudio de la
toponimia en general es necesario siempre contar con el máximo de
documentación posible, para acceder al registro histórico de cada
topónimo, aunque este acceso siempre suele ser parcial. En Navarra
se ha conservado bastante documentación medieval y además se ha
realizado un trabajo notable de recogida oral, de manera que
disponemos de una buena base documental que además es accesible
on-line a través del Visor de Toponimia Oficial del Gobierno de
Navarra o de Euskal Onomastikaren Datutegia (EODA) gestionado por
Euskaltzaindia.
No
existen especialistas que abarquen los tres ámbitos lingüísticos
citados, por lo que debemos buscar guías especializados en cada
ámbito como Patxi Salaberri en la onomástica euskérica, Carmen
Barceló en la arábiga, Juan A. Frago en la toponimia
“navarroaragonesa”, así como otros autores especialistas en
filología romaníca, o los navarros Ricardo Ciérvide y Mikel
Belasko, que han estudiado la toponimia navarra tanto euskérica como
romance.
Por
razones de espacio vamos a limitarnos a una breve prospeción por la
toponimia mayor. Aunque a veces esta división ha sido criticada se
entienden como “topónimos mayores” los que se refieren a
entidades de población o conjuntos de elementos (comarcas,
sierras,…) y “topónimos menores” los que se refieren a los
nombres de parajes de menor superficie o sea a los que forman parte
del mapa local rural. Vamos a incluir los nombres de despoblados,
lugares que un día estuvieron habitados aunque hoy hayan
desaparecido o han quedado reducidos a nombres de parajes.
TOPONIMIA
MAYOR DE LA MERINDAD DE TUDELA
Ablitas
/ Euskera:
Ablitas
En
la documentación del siglo XII se registra la forma oblitas,
que
alterna con ablitas,
siendo ésta la única forma a partir del siglo XIII. Se trata de un
topónimo procedente de un antropónimo o nombre personal. Está
formado a partir del nombre de persona latino Obilius y el sufijo
latino –itu
/ -itai,
que expresa propiedad. Su evolución podría ser (Villa)
*Obilita
> *Oblita
> Oblitas
> Ablitas.
El morfema plural –s
es adventicio, por influencia de la lengua mozárabe, en la que como
veremos en otras ocasiones abundan los topónimos terminados en –as.
En su origen significaba ‘la propiedad de Obilius’.
Arguedas
/ Euskera:
Arguedas
La
documentación nos muestra un nombre invariable desde la primera cita
en 1087, con alguna pequeña variante gráfica (argedas,
1097). De etimología dudosa. Tal como hemos visto en el nombre
anterior, la -s
final no es etimológica. El
sufijo abundancial -eda
procede del latín -ēta,
y con él se han formado designaciones de colectivos arbóreos y de
plantas (arboleda,
sargueda,
etc.), muy numerosas en toponimia. La base fitonímica es más
oscura, podría tratarse del latín erica
‘brezo’ii.
El significado sería ‘lugar abundante en brezos (u otro tipo de
plantas como tojos y aulagas)’.
Bardenas
Reales
/
Euskera:
Erregeren
Bardea
Aparece
por primera vez documentado, al pareceriii,
en una crónica en lengua árabe en que se relata una acción bélica
acaecida en el año 915 / 916 en ŷabal
(monte o sierra de) al-B.rdà.
En fuentes latinas del siglo XI el nombre aparece ya en singular (de
media bardena en suso,
1134), ya en plural (montes
in circuitu ejusdem bardenas,
1155). La expresión la
bardena del rey
se registra por primera vez en 1319.
Sobre
este topónimo dice Juan A. Frago (1986: 95): “De probable origen
preindoeuropeo, pues en ella se identifica la raíz *barr-
(de barro,
barranco,
barrera,
etc.) y el sufijo locativo ibérico -én,
con disimilación -rr- > -rd- propia de los dominios vasco y
navarroaragonés. Las fuentes medievales que he manejado parecen
indicar que en el Medievo bardena
tenía aún función apelativa, con significados próximos a los de
'pastizal', 'monte comunal', si bien hoy es un término meramente
toponímico”. Otros autores han propuesto su origen en el latín
parietinae
“paredes
ruinosas, ruinas”, del que procede la voz aragonesa pardina.
Tampoco habría que descartar un origen árabe, y al menos el
apelativo zalabardanos
o chalabardanos
con que se conocía a los pastores trashumantes que pastaban sus
rebaños en las Bardenas parece derivar de la citada denominación
ŷabal
al-B.rdà.
BARILLAS
/ Euskera: BARILLAS
La
documentación antigua ofrece diversas variantes gráficas, pero
permiten observar su evolución: barielas,
barieillas,
beriayllas,
uarieyllas
(1101-1200); barellas
(1150); pero
barayllas
(1264); barillas
(1534)
Procede
del latín valle(m)
‘valle’ con sufijo diminutivo -ella.
De vallellaiv,
por disimilación > varella
> variella(s)
> varilla(s).
El morfema de plural -s
podría tener un valor colectivo, o simplemente toponímico por
influencia mozárabe. Su significado es ‘pequeño(s) valle(s)’,
‘pequeña(s) hondonada(s)’.
BUÑUEL
/ Euskera: BUÑUEL
Los
primeros registros de este topónimo nos dan la forma /buñol/ con
distintas grafías, bugnol,
(1179, 1211), bunnol,
(1221, 1238), generalizándose la diptongación de la vocal tónica a
partir de mediados del siglo XIII: buinuel,
buynuel
(1255); boynnuel
(1268); bunyel
(1366); semeno
de buynnuel
(1366); Cahet
Albunnuel,
moro
de Montagut
(1383); …
El
étimo de este nombre es latín vinea
y sufijo diminutivo -olu,
adaptado al árabe en la forma al-Bunyûl.
La evolución sería pues: Vineolu
> (al-)Bunyûl
> Buñol
> Buñuel.
El significado es ‘viña pequeña, viñuela’.
Carmen
Barceló (2010:
36) cita
otras poblaciones con el mismo origen etimológico: Bunyol
(V), Arbuniel
(J), Albuñuelas
(Gr), Albunyola
(Mall.), Rafelbunyol
(V). Tradicionalmente había sido interpretado como 'balneario
pequeño', del latín balneolu(m)v.
Así, Frago (1979:335): «Se trata, pues, de un fundo de presumible
creación romana, en el que la existencia de baños, circunstancia a
la que el poblamiento debe su denominación, sin duda se veía
favorecida por su localización a orillas del río ibérico».
CABANILLAS
/ Euskera: CABANILLAS
En
la documentación medieval es reiterativa la forma /cabaniellas/ con
distintas grafías: cabanieillas,
cabanieyllas,
cabanyeyllas
(1238); garçia
periz de cabaniellas
(1350); cabanyellas
(1366);… En alguna ocasión aparece la forma latinizada capanellas
(1244) que, tal como explica Belasko (1999: 148), parece ser una
traducción culta.
Etimológicamente
procede del latín capana
‘choza’ que evolucionó a cabana
en los romances orientales de la península, más sufijo diminutivo
-ella
> iella.
Su significado es ‘pequeñas cabañas’, pero hay que tener en
cuenta que en la comarca de Ribagorza (Huesca), donde todavía se
conserva la forma Cabaniellas,
cabana
tiene el sentido de ‘aprisco’.
CADREITA
/ Euskera:
CADREITA
La
documentación más antigua aclara la etimología del nombre:
cadereyta
(s. XI); catareyta
(s. XII); conociéndose después solamente variantes gráficas de la
forma /cadreita/: cadreyta,
careyta
(1198-1199); kadreita,
kadreyta
(1366); martin
de quadreyta
(1398);…
Procede
del latín cataracta
'cascada, catarata', que también puede tener el sentido de ‘esclusa,
depósito de agua’. La evolución fonética es típicamente
aragonesa. En Burgos la evolución castellana dio Caderechasvi.
CARCASTILLO
/ Euskera:
ZARRAKAZTELU
Se
ha identificado con la fortificación (ḥiṣn)
de Q.r.qīsāl
/ Qarqastāl,
sobre el río Ar.ˁūn
/
Aragūn,
que aparece en la crónica de la campaña árabe contra Banbalūna
el año 924 / 925. Posteriormente se documenta: caracastell,
caracastelli
(1129); carocastello
(1129); carocastellis,
carocaster
(1129); congustum
caracastelli
(1150); caracastello,
carcastellum,
carcastillo (1162); …
Este
nombre contiene la denominación de una civitas
vascona ubicada donde la actual Santacara, Kara,
y lat. castellu
(diminutivo de castru)
‘castillo’, siendo su significado ‘Castillo de Kara’. Javier
Velaza (1998: 15) al analizar el primer formante de Calagorri
propone su identidad con Kara:
“tendríamos que recordar el topónimo antiguo Cara, presente en el
moderno Santa-cara y quizás también el que se esconde en
Carcastillo, ambos en la actual Navarra. Y me parece tentador también
proponer que la forma cala está presente en el topónimo On-cala, en
la actual provincia de Soria”. Postula para estos topónimos “un
carácter ibérico o vasco-aquitano”. Mikel Belasko redunda en este
sentido (1999: 150): “Julio Caro Baroja es quien más se ha ocupado
de este nombre relacionándolo con los nombres de Cárcar y Santacara
y vinculados a la presencia de la tribu vascona de los carenses:
«...acaso también con el de Carcastillo o con otros topónimos
viejos, en los que cabría ver un elemento equivalente al vasco
"gara", elevación, altura, por el que se explican nombres
como los de "Garacoechea", "Garate"...». Su
nombre vasco entre salacencos y aezkoanos es Zarrakaztelu
o Zarakaztelu,
mientras que entre los roncaleses fue Zarrakaztulu”.
No parece que haya una relación semántica entre Kara,
Car-,
y el Zarra-
de los hablantes euskaldunes, siendo muy probable que estos
reinterpretaran el nombre por etimología popular.
CASCANTE
/ Euskera: CASCANTE
Este
es el topónimo del que tenemos más antigua documentación.:
Kaiskata
(s. I ane, numismática); municip.
cascantum
(s. I, numismática); cascantinorum
(Tito Livio); cascantenses
(Plinio); káskonton
(Ptolomeo); cascanto
(Itinerario de Antonino); cascant
(1141-...); caschant
(1262); quascant
(1270); pero
sanchiz de cascant
(1300); … cascante
(s. XVII):
Javier
Velaza en el artículo “El nombre antiguo de Cascante” (2010:
135-139) analiza las distintas formas con las que se nombra esta
ciudad en época antigua y medieval. Parte de tres constataciones
formales: a) En primer lugar, la presencia de una i ante la silbante
en kaiskata
pero su inexistencia en la forma latinizada Cascantum.
b) En segundo lugar, la presencia de una nasal en Cascantum
que no aparece en kaiskata. c) Finalmente, la divergencia en los
finales, que en apariencia sugiere un cambio de género. Esto le hace
pensar que “parece necesario aceptar que la forma Cascantum es la
adaptación que los romanos hicieron a su lengua latina de un nombre
de lugar preexistente. Si ese topónimo sonaba realmente con una
fonética /kaiskata/, cuesta comprender que se produjera una
adaptación tan caprichosa como Cascantum,
con dos modificaciones en la raíz y un cambio de flexión en
apariencia innecesarias”. Para él “la forma original del
topónimo sería en realidad /kaskant/” y durante algunos siglos se
produciría la convivencia de esta denominación popular y la oficial
“como parece haber sucedido también en otros casos, como el de
Calagorri / Calagurris”. Durante la Edad Media mantuvo su vigencia
“la popular —y etimológica— Cascant, que no tendría
competencia y que sólo a partir del s. XVII se modificaría con el
añadido de la -e no etimológica que presenta el topónimo en su
forma actual”.
Al
abordar la cuestión de “a qué lengua corresponde originariamente
el topónimo” repasa las opiniones que se han dado al respecto:
“García Alonso postula una explicación de tipo híbrido,
partiendo de una filiación «vasco-pirenaica» para su raíz, pero
al mismo tiempo de la presencia de una sufijación indoeuropea
*-ant-o. Villar, por su parte, se decanta por una etimología
indoeuropea vinculada a la raíz *kas- «gris»”. Para Velaza, sin
embargo la -i- de kaiskata sería “un indicio de que en la raíz
estaría presente un fonema extraño al sistema fonológico del
celtibérico y de que, en consecuencia, su etimología habría de ser
buscada en una lengua no indoeuropea”. Pero aún así “conviene
extremar la cautela, como siempre que se trata de especular con la
etimología de topónimos antiguos”.
CASTEJÓN
/ Euskera: CASTEJÓN
En
la documentación medieval es muy recurrente el topónimo
/castellon/, que corresponde a distintos lugares de nuestro entorno.
(Ver infra Fitero) castellon
(1128); castelgon
(1141); casteillon,
casteyllon
(1244); furtuyn
periz de casteyllon
(1266); casteion
(1366);… Según Belasko (1999: 153) “la forma típica
navarro-aragonesa Castellón fue sustituida a partir del siglo XIV
por la actual”.
Procede
del latín tardío castellione,
diminutivo de castellu,
adaptado al árabe como Qasṭalyūnvii,
siendo su significado 'pequeño castillo', aunque algunos autores han
constatado que a menudo el referente de castellu
no es una ‘fortaleza militar’ sino simplemente ‘refugio, cabaña
de pastores’ como el apelativo chalet
suizo. También se han señalado posibles connotaciones de sentido
orográfico, por la posible conexión con la existencia de restos
arqueológicos en determinadas elevaciones del terrenoviii.
CINTRUÉNIGO
/ Euskera: CINTRUÉNIGO
La
documentación ofrece diversas variantes: centroneco
(1128); centruneco,
centrunigo
(1128, 1268); centruygnigo,
centruynego,
centruynnego
(1280); çintrueynego
(1353), centruyennego
(1366); gonçaluo
garcia de centruenigo
(1366); cintruennyego
(1382);…
De
formación antroponómica, el étimo sería *(fundu)
centuronicu.
A partir de un cognomen latino Centurus,
que en la latinidad tardía habría derivado en *Centurone,
más el sufijo -icu
que indica propiedad. La evolución pudo ser *Centuronicu
> Centroneco
> Centronego
> Cintruénego
> Cintruénigo.
En
el área aragonesa son topónimos de similar formación Sabiñánigoix
(< Sabinianicu
< Sabinianu)
y Lituénigox
(< Letonicu
< Letoniu).
En área vascónica, Berango, Durango y Kuartango, documentado
Quartánigo
en 950xi.
CORELLA
/ Euskera: CORELLA
Solamente
se encuentran variantes gráficas en la documentación: gilibert
de corela
(1157); coreilla,
coreylla
(1268); ferrant
corella
(1350); …
Su
etimología es *(villa)
corellia,
del nombre de persona Corellius, y su significado ‘la propiedad de
Corellius’. En este caso el topónimo se construye sobre la forma
femenina del antropónimo, que adquiere un valor adjetivo, sin ningún
tipo de sufijo. Esta constucción (Saltus
Marcius,
Via
Aemilia,
etc.) es más antigua que las sufijadas en -anu/-ana,
-itu/-ita,
etc. En la Ribera, otro topónimo de este tipo es Marcilla, de
*(villa)
marcella,
de Marcellus.
CORTES
/ Euskera: CORTES
Nombre
invariable en la documentación: cortes
(1085); remon
de cortes
(1134); cortes
(1256);…
Procede
del latín cohorte
‘corral’, seguramente a través del árabe kûrtixxii.
Su significado es ‘corral(es), majada(s)’. Su equivalente en
euskera es korta(k)xiii.
Como otros lugares de la Ribera sería en su origen un
establecimiento pastoril.
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Reconstrucción virtual del poblado protohistórico del Cerro de la Cruz (Cortes)
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FIGAROL
/ Euskera: FIGAROL
Documentado
ficarola
(1129); ficarola,
ficariola,
figaron,
figaruelas
(1154-1499); figuerolla,
ficaroliam
(1162); ficarolia,
figuarol
(1162); …
Procede
del latín ficaria
‘higuera’, de ficus
más sufijo -aria,
con sufijo diminutivo -ola,
significa ‘pequeña higuera’. A destacar, como hace Mikel Belasko
(1999: 203), la conservación de f-
inicial, propia de las hablas navarro-aragonesas.
Fitero
/ Euskera:
Fitero
Sin
variaciones desde las primeras citas documentales: ad
fiterium
(1188); fitero
(1266); fitero
(1268);…
Este
nombre procede del latín fictoriu
‘mojón’, de fixus,
latín tardío fictu,
‘hincado’y significa ‘mojón, frontera’. Se trata de un
trasunto del nombre que aparece en la literatura medieval castellana
haciendo referencia a la frontera con Alándalus y con el Reino de
León, v. gr. «harto era Castilla menguado rincón cuando Amaya era
corte y Fitero mojón», que hoy corresponde a las localidades de
Itero de la Vega (Palencia) e Itero del Castillo (Burgos).
El
lugar se llamaba en 1128 Castellón, tal como aparece en el documento
de concesión del fuero de Cornago a Araciel, expedido por la corte
de Alfonso I, en el que se hace también regulación y reparto de las
aguas del Alhama. Allí se instaló una comunidad cisterciense en
1152, procedente del cercano lugar de Niencebas, que construyó el
monasterio llamado primeramente de Castellón, (1157: …sancte
Marie de Castellione et uobis Raimundo abbati eiusdem loci…)
y posteriormente de Fitero al quedar bajo la influencia intermitente
del reino de Castilla hasta el año 1335. En 1372 una sentencia
arbitral diplomática ratificó la adscripción del monasterio al
Reino de Navarra. La villa propiamente dicha fue fundada en 1342.
FONTELLAS
/ Euskera:
FONTELLAS
Sólo
se documenta variantes gráficas: fontelas
(1124); fontellas
(1216-...); fonteillis,
fonteillas,
fonteyllas
(1245); fonteillas,
fonteyllas
(1268); …
Del
latín fonte
y sufijo diminutivo -ella. El morfema de plural -s
podría tener un valor colectivo, o simplemente toponímico por
influencia mozárabe. ‘Pequeña(s) fuente(s)’xiv.
También podría proceder del latín fonticula
‘fuentecillas’
como sugiere Belasko (1999: 204), que también recalca que “el
nombre conserva f-,
como es habitual en navarro aragonés”.
FUSTIÑANA
/ Euskera:
FUSTIÑANA
La
documentación muestra alternancia vocálica en la sílaba inicial:
joan
fustinnenec
(1205): fustiniana
(1248); fostinana,
fostinnana,
festinnana
(1252); fustaynenach
(1255); fostinena
(1261); fustinana,
fustinanna,
fustynana
(1268); martin
de fustinnana
(1366); …
Procede
de *(villa)
faustiniana,
a partir del nombre personal Faustinius y sufijo -ana
que indica propiedad y su significado primigenio era ‘la propiedad
de Faustinius’xv.
LA
OLIVA / Euskera:
LA OLIVA
Sin
variaciones en la documentación: oliva,
oliua
- (1132-...);sancte
marie de
oliva
(1152); lop
d'oliva
(1230); …
Procede
del latín oliva
‘olivo’,
y su significado es ‘el olivo’. En el lugar donde se fundó el
Monasterio de La Oliva a mediados del s. XII existía una villa
llamada Olivaxvi.
MÉLIDA
/ Euskera:
MÉLIDA
Documentación:
melida,
melyda
(1266-...); johan
de
melida
(1311);…
Su
étimo es la expresión latina *(terra)
mellita,
a partir de mel,
mellis
‘miel’, cuyo significado es ‘tierra de miel (abundante)’. Es
un nombre propagandístico, puesto que su sentido era algo así como
'tierra de jauja'xvii.
En Corella también un extenso término recibe este nombre y se
encuentra en un área en que varios historiadores han encontrado
vestigios de una centuriación de época romana en el territorium
de Graccurris. Con aquellas centuriaciones nuevas tierras se ponían
en cultivo, se dividían y se entregaban por lotes a aquellos que
quisieran establecerse en aquellas tierras. Es previsible que en el
territorium
de Kara también se hubiera realizado una centuriación. Con el
nombre propagandístico de Terra
mellita,
se intentaba atraer a los nuevos colonos.
MONTEAGUDO
/ Euskera:
MONTEAGUDO
En
la documentación alterna una versión latinizada y otra romance:
monte
acuto,
monte
accuto,
montem
acutum,
montis
acuti
(1157-1210); mont
agut,
montagut
(1199-1210);
montagud,
montagust,
montagut,
montaguth,
sancho
de
(1243-1254); montagut
(1366);…
Del
latín monte
acutu,
a través del árabe mûnt
acûtxviii,
significa ‘monte (punti)agudo’, en referencia a un cerro cónico
que destaca en la llanura.
Murchante
/ Euskera:
Murchante.
Documentación:
murçan
(1125); murchant
(1268); murchant
(1366); miguel
garcia
burchant
(1366); …
De
*(fundu)
murtianu,
del nombre personal latino Murtius y el sufijo -anu
que indica propiedad, siendo su significado original ‘la propiedad
de Murtius’. La evolución pudo ser: *murtianu
> *murzano
> murzan
> murchan
> murchant
> murchante.
Como se deduce de la documentación más antigua primero se produjo
la caída de la vocal final, por influencia de la lengua árabe y
posteriormente se añadió un -t
final no etimológica seguramente por influencia del nombre de
Cascante, topónimo de prestigio. A partir del proceso de
castellanización se añade la vocal de apoyo final. Un proceso
similar siguió el topónimo Urzante (Ver infra).
En Valencia también se encuentran casos de antropotopónimos
formados con el sufijo -anu,
que han adquirido una -t
adventicia: Ontinyent, de unctinius
> unctinianu
(Ontiñena
en
Huesca); Crevillent,
de carvilius
(En Aragón Crevillén)
;
Carcaixent, de graccasius;
Moixent, de musius;
Bocairent, de voconius;
Agullent, de aculius;
Llutxent, de lucius;
Parcent,
de parisius;
Ludient, de elodius.
En estos casos se estima que la causa es un proceso de
catalanización. (Membrado, 2012: 37)
RIBAFORADA
/ Euskera:
RIBAFORADA
Documentación:
ripaforada
(1171); ripaforata
(1193); ribaforada,
ribafforada
(1264-...); johan
de
ribafforada
(1366); rybafforada
(1366); ribaforada
(1366);…
Procede
del latín ripa
‘márgen del rio, ribera’ y forata,
participio de foro
‘horadar’. 'Riba horadada, agujereada'. La documentación más
antigua puede ser una latinización culta del nombre. Frago
(1987: 60) a propósito del topónimo riojano Ribaflecha, dice que
“es la forma ant. Riba Frecha 'orilla rota' (del lat. ripa fracta )
la que lo reviste del correcto sentido histórico, muy próximo al de
nuestro Ribaforada (del lat. ripa forata)”.
RIBERA
/ Euskera:
Erribera
En
la documentación antigua el referente es la institución medieval
llamada merindad:
merinia
de la Ribera
(1280), merindat
de la ribera
(1350). A partir del siglo XIV el nombre es progresivamente
reemplazado por Merindad de Tudela. En euskera, el nombre es
asimilado fonéticamente añadiendo una e-
protética. En los dialectos pirenaicos de
Zaraitzu y Erronkari, Erríbra,
con síncopa habitual en estos dialectos.
Del
latín riparia,
de ripa
y sufijo toponímico -aria.
Es
un apelativo común.
En
euskera se utiliza también Tuterako
Merindadea,
para referirse a la Merindad de Tudela, y Tuteraldea,
para la comarca de Tudela, lo que antiguamente se denominó la albala
de Tudela.
Tudela
/ Euskera:
Tutera
Documentación:
Tuṭīla
(textos árabes); thudela,
totela,
tudela,
tudella,
tutela,
tutele,
tutella,
tutellam
- (1119-…); Tutera
bidea
(1733, Esquíroz)
El
étimo es el nombre de una divinidad romana, Tutela, que tiene el
sentido de ‘protección, defensa’. A partir del teónimo Tutela,
nombre de un númen protector, en toponimia pasó a significar
“puesto defensivo, puesto de guardia”xix.
En el hoy llamado cerro de Santa Bárbara debió existir, quizás ya
en época bajoimperial atendiendo a los datos arqueológicos, una
guarnición militar asentada sobre los restos de un castro ibérico,
donde más tarde se erigió un imponente castillo, primero andalusí
y después navarro. Queda por dilucidar cuál era el objeto de
aquella protección. Se ha sugerido que lo que se trataba de proteger
era la Bardena, a la que se daba el carácter de ager
tutelatus.
Algunos vestigios arqueológicos, como la torre altoimperial de
Cantalar en la Bardena, así como las características especiales de
este territorio, indican que puede ser así. También hay que
subrayar la existencia del vado de Mosquera, cuya importancia no
suele ser advertida, que hubo de ser un punto estratégico de la
calzada / cañada entre Kara
y Cascantum.
En las crónicas árabes, al narrar la fundación mítica de Tudela
por Amrūs
ibn Yūsuf el
año 802 también se destaca su carácter de fortaleza y sus
cualidades defensivas y se menciona el vado por el rio Ebroxx.
El
nombre en euskera tiene evidentemente el mismo origen, con una
evolución fonética propia, y está ampliamente documentad, como
explica Patxi Salaberri (2005: 92): “Tutera
lo encontramos en el microtopónimo de Ezkirotz Tuterabidea o
Tuterakamio recogido por Jimeno Jurio que designaba antes el
camino-calzada que «venía de la Ribera Tudelana (…) al Sario
pamplonés» y ahora la zona comprendida entre Xubiko y la muga de
Cordobilla. Lo encontramos también en varios nombres de caseríos de
la zona norte de Navarra donde el euskera todavía está vivo:
tenemos Tuterenea en Leitza (Tutenea actualmente, Tuterenea en el
apeo de 1726) Tuteranea en Ituren, Tuterenea en Saldias. Además, y
esto es lo que más vale, recogimos la variante Tútra en Salazar
(<*Tútera), declinada Tútran,
Tútrarik,
Tútrara,
etc., con síncopa de la vocal postónica habitual en una gran zona
de Navarra, incluido Salazar, valle que ha tenido gran relación con
la Zona Media de Navarra y la Ribera debido a la trashumancia del
ganado a través de las cañadas reales”.
Existen
varias poblaciones en Francia y España que llevan el mismo nombre:
Tudelle, Tulle, Tulette ... ; Tudela de Aguería, Tudela de Duero,
Tudela de Segre, Tudela-Veguin, Tudelilla...xxi
TULEBRAS
/Euskera:
TULEBRAS
Documentación:
tholobras,
ad sancta maria de
(1182); tolobras
(1223); tolobras,
sancta
maria de
(1224); tulobras,
tulobris
(1236); tuluebras,
tulueuras
(1268); tulebras
(1270); …
La
etimología de este topónimos es desconocida aunque algunos autores
apuntan a un origen prerromano, cfr. Belasko (1999: 399). Podría ser
un topónimo importado en el s. XII dadas las características de
este establecimiento, ya que en el sureste de Francia encontramos
como nombre de rio, Tolobra (occitano) / Touloubre (francés),
Tollobra
en 1209.
VALTIERRA
/ Euskera:
VALTIERRA
Documentación:
balterra,
ualterra,
valterra
(1092): balterra,
ualterra,
valterra
(1141); baltierra,
ualtierra,
valtierra
(1196-...); lupus
de valterra
(1196); pero
exemenez de valtierra
(1253); …
Procede
de la expresión latina alba
terra
‘tierra blanca’. En mi opinión es equivalente a las varias
Aubeterre
francesas, que tienen el mismo origen. La evolución habría sido
albaterra
> *albalterra
> balterra
> baltierra,
en el primer paso con repercusión de la lateral y en el segundo por
deglutición del artículo árabe (caída de la primera sílaba por
confusión con el artículo árabe). En el Libro del Monedage de
Tudela, de 1353, se consignan entre los moros de Cortes los
gentilicios arábigos ualterri
y alualterri.
Mikel
Belasko (1999: 423-424) le da el significado de 'valle de tierra':
“Ricardo Ciérbide propone vallis
terrae
como forma primitiva. De todas formas muchas localidades de la Ribera
habrían sido bautizadas con nombre romance. Esto es, el nombre
actual no es el resultado de la evolución de un nombre latino sino
una creación espontánea en romance, siendo las variantes latinas
traducciones de escribas que conocían esta lengua”.
VILLAFRANCA
/ Euskera:
ALESBES
Documentación:
elisues
(1072, 1074, 1075); alisues
(1101-1200); alasuasse
(1120); alesues,
alesves
(1149); alesos
(1171); elesues
(1201); alesues,
alesves
(1216); villafranca,
alesueies
"Villafranca
que inquam villa Alesueies retro temporibus uocabatur"
(1238); vilafranca,
villafranca,
villafrancha,
villafranqua
(1238-...); alesues,
alesves,
alisves
(1245); domnam
columbam de alisves
(1245); villafranca
(1260); …
Villa
franca
significa ‘población franca, libre de impuestos’.
A
tener en cuenta lo expuesto por Mikel Belasko (1999: 428-429):
“Villafranca es nombre relativamente moderno y que parece
remontarse a cuando Sancho VI el Sabio concedió a los pobladores una
versión del fuero de Jaca por la que se les declaraba francos y
exentos de toda pecha señorial. El nombre antiguo fue Alesués.
Ahora bien la decisión de la Real Academia de la Lengua Vasca de
proponer Alesbes como nombre vasco de la localidad no parece
justificada por dos razones. De una parte no está nada claro que
Alesbes, el nombre primitivo, tenga un origen vasco ni que exista
prueba alguna de que este nombre haya sido utilizado por
vascohablantes en los últimos 700 años. De otro lado, y a la vista
de la documentación, no se explica por qué es Alesbes, y no
cualquier otra de las variantes, la forma elegida. Es más, nada
impide ver en el nombre antiguo algo como Alesués, forma diptongada
semejante a Gallués, Sígüés... De hecho G. Rohlfs se hace eco del
nombre de la localidad aragonesa desaparecida y que en 1072 se
documenta en San Juan de la Peña como Elesuessi y que deriva, sin
dudarlo, de Elaesus nombre ibérico documentado en Astorga. Menéndez
Pidal también se ocupó de este nombre citándolo como ejemplo de
diptongación en -ué-”.
DESPOBLADOS
ABOFAGEG
Documentación:
almunia
de Abofageg
(1125); almunya
de Albefaget,
Abbofaget
(1119 -copias s. XIV y XVI-). Antropotopónimo árabe, que utiliza la
fórmula onomástica llamada kunya.
Su significado es ‘(lugar de) Abu
al-Hajjāj’
(Barceló, 2010: 136).
ALCAIT
Documentación:
almunia
de alcait
(1125, Ler.); almunya
de alcait, alcayt
(1119 -copias s. XIV y XVI-). Etimología árabe. Tal vez de al-qaid
'colina alargada'. Yanguas (1823: 18) lo sitúa en 1254 “hacia los
términos de Mienzobas y Tudején”. El topónimo actual fiterano
Lombarcaiz
podría haber continuado el nombre, siendo en este caso su
significado ‘la loma de Alcait’.
ALQUATET
Documentación:
almunia
de Alquatet
(1125); Alcatet
(1119 -copias s. XIV y XVI-); alcabet
(1150). Etimología árabe. Tal vez de Al-Kaṯīb
‘duna,
paraje fluvial’.
ALMACERA
Documentación:
almunia
de almaçera
(1125); almunia
de almazra
(1119 -copias s. XIV y XVI);
montes
in çircuitu eiusdem: Vardenam, Almazra…
(1119
-copias s. XIV y XVI).
Del
árabe al-ma‘ṣara
‘trujal, almázara’ (Barceló, 2010: 85).
ARACIEL
Documentación:
Arançiel,
Arancielle
(1128);
Eneco
de Arencel
(1188),
araçiel
(1330); johan
d'arasçiel
(1366); haraciel
(1560);… Las
formas más antiguas indican que en los siglos XII-XIII se produjo la
caída de una consonante nasal etimológica. Partiendo de ahí,
habría que relacionar este nombre con una serie de topónimos
extendidos por el área catalana (Arans,
Arànser,
Aransol,
Aransis…)
y castellano-gallega: Aranzueque
(Guadalajara), Aranzuelo
(Burgos), Arancil
(Toledo), Arancedo
y Arancés
(Asturias) y Aranza
(Lugo y Pontevedra). Para este grupo de topónimos se han propuesto
principalmente dos explicaciones alternativas, por un lado la
fitonímica, con base en euskera arantz-
‘espino’xxii,
y otra hidronímica, indoeuropeaxxiii.
No parece que este lugar tenga nada que ver con los aracelitani
de las fuentes antiguas.
AZUT
Documentación:
açut
(1125); acut,
açut
(1119 -copias s. XIV y XVI-). Del árabe andalusí as-sud
‘presa de rio’. Azud es un arabismo común en castellano.
BAJABON
Documentación:
basabon
(1125); basaon,
bassaon
(1119 -copias s. XIV y XVI-);
bassagon
(1264); vacagon
(1542);... La
forma inicial pudo ser /bazagon/, tratándose de un antropotopónimo
que utiliza la fórmula onomástica árabe kunya.
En el sur de la Peninsula se documenta Bazagon,
Mahomad Bazagon,
Mahoma Pasagon,
Mahoma Pazagon,
de ab
al-sāq{-on}
‘el
de los zagones’ xxiv.
BELVER
Documentación:
Belbel,
Belber
(Idoate, 1975: 333). El étimo de este topónimo es el latín bellu
videre,
con el sentido de 'hermosa vista'. Como explica Frago (1982: 33) se
trata de un préstamo occitano que designa una elevaciones del
terreno desde las que se descubre una 'hermosa vista'. Estaba cerca
de Cabanillas.
BONAMAISON
Documentación:
Bona
Mansione
(1140); «la
diezma que deura la casa de Beruela a Sancta Maria de Tudela por la
casa de Buena maison»
(1232). Frago (1979b: 342): “Este Bonamaisón se halla en el
término municipal de Fontellas, cerca de Tudela; su étimo es el
latín bona(m)
mansione(m).
Es un inequívoco caso de préstamo galorrománico sin duda debido a
los monjes de Cluny: en el terreno así nombrado existió una
dependencia eclesiástica y agrícola de los cluniacenses, semejante
a las que señalan los topónimos Buena
Maisón,
de Jaca, y Campo
la Maisón,
de Barbastro (provincia de Huesca)”.
CALCHETAS
Documentación:
calcetas
(1125, 1152); calchetas,
caltets
(1119 -copias s. XIV y XVI-); illam
turrem de calcetas
(1156); calcetas,
garcia iermano sanç de
(1156); calchetas
(1326);…
Procede
del latín tardío calciata,
de la expresión via
calciata
‘camino empedrado’, que es también el étimo del castellano
calzada.
La fonética de este topónimo ribero llamó la atención de
Mitxelena (1969: 36): ”Hay mozárabes en Navarra, es decir, desde
el punto de vista que aquí nos interesa, gentes que influidas por la
cultura musulmana hablan o han hablado un romance de cuño anterior a
los avances cristianos, como Micahel
Moscaravo corredor
o el canónigo, también tudelano, Petrus
Moçaravus.
A ellos se debe, sin duda, la configuración fónica de un topónimo
como Calchetas... ”
Espedolla
Documentación:
spedolla
(1125); espeolla,
speolla
(1119 -copias s. XIV y XVI-);...
Su
étimo es el latín vulgar *spelucula
‘cuevecita’, diminutivo irregular del bajo latín speluca
pasando por una variante disimilada *speducula
>
spedolla
> espeolla.
Tienen el mismo origen el castellano Espioja (Salamanca, documentado
Speoya
en 1265) y el frecuente Espolla
de
la toponimia catalana. En Borja (Zaragoza), Frago (1980) cita un
topónimo Espiolla
documentado en el s. XII con la forma Spedolla,
con
la evolución habitual en aragonés de -c’l-
> -ll-
.
Estercuel
Documentación:
Stercul
(1125); Estercuel, Stercuel (1119 -copias s. XIV y XVI-). Estercuel
significa
‘estercolero’. Procede del latín stercor,
-oris.
Estercuel
es
voz aragonesa que se corresponde con la castellana estercuelo,
variante
de estercolero.
Se
ha producido la pérdida de la -o
final,
como en otros topónimos navarroaragoneses. Es también el nombre de
un municipio de Teruel, en la comarca de Andorra.
LOR
Documentación:
lor
(1134-1150); lor
(1353); johan
martiniz de lor
(1366); johan
de lor
(1366); pero
sanchiz d'ilor
(1366); lor
(1534). Se desconoce el significado. En Galicia un afluente del Miño
se llama Río Lor.
MORA
Documentado
mora
desde 1234 en que aparece nemore
de mora,
‘bosque de Mora’. Situado
entre Cortes y Buñuel. El poblado y torre de Mora se ubicaban, según
Jimeno Jurío, sobre un pequeño cerro que fue aplanado y sus
materiales aprovechados en los caminos del señorío. Es este un
topónimo de gran profusión, que puede tener distintos orígenes.
Además de su uso gentilicio, del latín maurus,
puede tener un orígen botánico a partir del nombre del fruto de la
morera o el bardal, mora
(del latín tardío). Que el nombre del fruto designe al árbol o a
un colectivo de arbustos no es extraño en toponimia. En otras
ocasiones puede tener un orígen orográfico, siendo su étimo un
genérico prerromano, mor
‘montón de piedras’. En este caso el toponimo define un espacio
rocoso o elevado desde el que se controla el río. Este sentido
oronímico se ha propuesto también para explicar el nombre de Móra
d’Ebre, en la comarca de Ribera d’Ebre (Tarragona).
MURILLO
DE LIMAS
Documentación:
murello
(1125); soto
de Murello, Enec de murel
(ca. 1180); murello,
murellum
(1119 -copias s. XIV y XVI-); morelli
circa tutelam
(1270) murieillo
cabo Tudela,
murieyllo
cerqua Tudela
(1353). Murillo tiene su origen etimológico en el latín muru
con sufijo diminutivo -ellu,
siendo su evolución fonética: Murellu
> Murello
> Muriello
> Murillo.
La
voz muro se especializó en los romances peninsulares en la acepción
de “muralla, pared gruesa y externa, especialmente
la que defiende un lugar fortificado”. Tanto Murillo, como sus
equivalentes en euskera Murelu y Muru, son nombre
que designan multitud de pequeños núcleos de población y
despoblados en Navarra, que podrían tener una función defensiva.
Limas es lo mismo que limos ‘lodos, barros’.xxvi
MOSQUERA.
MOSQUERUELA
Se
corresponde con Muskaria
- μουσκαρία – citada como civitas
vascona por Ptolomeo en el siglo I. Citada en las crónicas árabes
como las
islas de M.s.qīra
y
los términos
de Mušqayra.
(Lorenzo, 2018: 125-127). Aparece unas veces con sufijo
diminutivo: moscharolla
(1125); mosqueruela
(1119 -copias s. XIV y XVI-); mosqueruela
(1802); y otras veces sin él: mosquera
(1152); mosquera
(1247); campo
de mosquera
(1818).
Se
trata de un nombre de origen latino, muscaria,
de musca
`mosca’ y sufijo -aria.
En Mosqueruela, también el sufijo diminutivo -ola.
Literalmente significa ‘lugar donde abundan las moscas’, pero en
Navarra y zonas limítrofes de Aragón es un apelativo común con el
sentido de 'paraje con arbolado o matorrales altos donde sestea el
ganado'. (Frago, 1986: 110-111).
Históricamente debió ser muy importante el vado, el paso del Ebro,
junto a este lugar tanto para los ganaderos trashumantes como para
los diversos ejércitos que recorrieron la comarca, como los que
indican las crónicas árabes.
NIENCEBAS
Parece
ser que fue la primera población en que se instaló la comunidad
cisterciense origen del poderoso Monasterio de Fitero y
posteriormente fue granja perteneciente al monasterio, por lo que hay
abundantes referencias a este lugar, con una gran variedad de formas;
Nezeuas
(1140, 1148); Nesceuis
(1141-1161); Nesceuas
(1146, 1148, 1182); Nezeues
(1147); Nezeuis
(1147, 1154); Ninzaues
(1148); Neceuas
(1152, 1188); Nenceuis
(1162); Nencebis
(1179); Niesceuas
(1182); Necebas
(1200); Nieceuas,
Nienzauas,
Niençauas
(1254);... Se ha propuestoxxvii
una etimología latina a este nombre, Nimphae
Aquae,
que desde un punto de vista semántico no es descartable. Aunque su
ubicación no es segura, se piensa que se encontraba a orillas del
barranco de Cantares, en la unión de las calzadas que desde las
ciudades de Graccurris
y Calagorri,
llevaban a los baños termales que hoy conocemos como Baños de
Fitero. Es posible que allí existiera un ninfeo, un monumento
consagrado a las Ninfas, númenes que simbolizaban las fuentes, el
agua y la salud en general. La evolución fonética no es clara.
Yanguas (1823: 174) la menciona como Mienzobas. Este topónimo es el origen del apellido Bienzobas, bastante difundido en Corella y Arguedas.
ORMIÑÉN
Documentación:
cumbre
de gormiñén
(1347); formiñén,
ormiñén
(1534); forminen
(1570); hermiñen
(1701); ormiñen
(1701); …
La
evolución del topónimo parece haber sido *bormanianu
> *bormiñano
> *bormiñan
> *bormiñén
> gormiñén,
a partir de una raíz borm-
relacionable con el teónimo Bormo, Bormanus, Bormanicus... Por
influjo mozárabe se produce la caída de la vocal final, y en este
caso también el cierre de la vocal tónica como ocurre en varios
topónimos aragoneses del mismo tipo: Mallén (<Malianu
< Malius),
Grisén (< Grisianu
< Grisius),
Crevillén (< Carvilianu
< Carvilius),
etc. Podría tener el sentido de ‘(lugar)dedicado a Bormanus’.
Bormanus,
Bormanicus,
Bormana,
Borbanus,
Bormo,
Borbo
y otros teónimos similares son invocados junto a balnearios y
fuentes termales. También pueden están relacionados con la curación
en general. En la Península Ibérica se han encontrado dos
dedicatorias a Bormanicus
en Caldas de Vizella (Portugal). Se suele proponer para estos
teónimos un origen céltico (en relación con una hipotética raíz
indoeuropea «bher»
‘hervir, borbotear’, aunque también se ha postulado un origen
ligur y por otra parte se ha hecho notar el carácter onomatopéyico
de la raíz borb-.
Topónimos con base al nombre de este numen indígina son numerosos
en Europa. En
nuestro entorno podemos reseñar los topónimos Gormaz en Soria y
Ormaiztegi en Gipuzkoa.
PEDRIZ
Documentación:
petriz (1125); petriç
(1134); pedriz (1119
-copias s. XIV y XVI-);… Antropotopónimo, formado a partir del
nombre de persona Petri,
forma medieval de Pedro y sufijo -iz,
procedente del genitivo latino, que denota propiedad, por tanto ‘la
propiedad de Petri’. Patxi Salaberri (2003, 232-234) consigna el
patronímico Petriz
en Valpuesta (804), Goñi (1159), Tudela (1227) y Ortzaize (s. XIV).
También Pedriz.
La formación de los patronímicos y de los topónimos con este
sufijo es la misma, para significar ‘hijo de …’ y `propiedad de
…’ respectivamente. Como curiosidad, en el libro Chantre de
Tarazona de 1383, el dueño de una pieza de Tórtoles es registrado
con la fórmula onomástica Pero
perez de
aytapedro.
PULLERA
Documentación:
pullera,
puliera
(1119
-copias s. XIV y XVI-); pullera
(1716). Pertenece
al conjunto de orónimos, tan prolijo en Navarra y Aragónxxviii
y muy extendido en la Romania, pueyo,
puyo,
puy,
puyada,
puiu
en euskera, que proceden del latín podiu
'plataforma constituída por un muro grueso alrededor del
anfiteatro', 'repisa', y con la acepción 'pequeña eminencia de
terreno'. Con sufijación -aria
> -era.
SORBÁN
Documentación:
Santius
de Sorban
(1173); in
illa villa que dicitur Sorban
(1192). Procede del latín suburbanu
que
significa ’cercano
a la ciudad’, en este caso referido a la ciudad de Cascantumxxix.
Hay otro Sorbán en la Rioja cerca de la antigua Calagurris,
y varios Sorbano
y Sorbanello
en Italia.
TUDEJÉN
Documentación:
tudeion,
balnea de
(1146); tudullom,
forum de
(1153); tudeion,
consilium de
(1154); tudeillon,
forum de
(1154); tutullem,
cova maior de
(1155); tudeion,
termino de
(1156); tutelon
(1158); tudellem,
casas iuxta la pena de
(1161); tudegen
(1254); tudujen
(1874); tudején,
castillo de
(1992).
Es
un derivado de Tutela,
con sufijo diminutivo -one,
‘Tudelilla’. Debió ser un establecimiento militar, en contacto o
dependencia de Tudela, para vigilar la calzada que unía al valle del
Ebro con la Meseta por el valle del Alhama, así como los ganados
trashumantes que recorrían la cañada que unía los pastos estivales
del Alto Alhama-Linares con los invernales junto al Ebro.
URZANTE
Documentación:
uçran
(1125); uzeran (1167); ucran,
villa y castillo
(1220); urran
(1260); urceran
(1281); vitrant,
ucian
(1119 -copias s. XIV y XVI-); uzantre
(1559); uztrante
(1559); urarante
(1665); urzante
(1800). Partiendo de la documentación más antigua se le ha
atribuido una etimología arábiga, así Cierbide (1970: 340) dice
que procede del árabe uzran
‘perdición, desesperación’. Como en el caso de Murchante, se le
añadió primero una -t
final, imitando a Cascant,
y posteriormente se castellanizó con una -e
epéntica.
|
Carta de población bilingüe de los moros de Urzante.
|
VILLAZURUZ
Documentación:
villa
zorig
(1093); villaçuruz
(1229), villazuruc;
villaçurue
(1244);
villaçuruch
(1263). Compuesto del genérico romance villa
y un específico de origen desconocido.
NOTA
FINAL
Al
estudio de la toponimia mayor debería seguir el estudio de la
toponimia menor donde incluiríamos también los nombre de los ríos,
montes, etc. Por motivos de espacio, me limitaré a unas notas
finales para perfilar la evolución de los tres ámbitos lingüísticos
que planteábamos al principio y que se han ido mostrando al desvelar
la etimología de nuestros pueblos y ciudades.
Desde
un punto de vista lingüístico y cultural, el valle medio del Ebro
ya mostraba una cierta complejidad, que los textos toponímicos
muestran, antes del desembarco
de Roma, aunque los datos sean escasos. Hemos visto cómo los nombres
prerromanos de dos de las civitates
que estructuraron el territorio de nuestra comarca Cascantum
y Kara,
permanecieron y evolucionaron a través del tiempo. Una tercera,
Graccurris,
ubicada donde la actual Alfaro, cuyo territorium
se extendía por el bajo valle del Alhama entre el monte Yerga y los
montes de Cierzo, presenta la particularidad de ser un nombre híbrido
formado con el nombre de persona latino Graccus
y el apelativo indígena ur
o uri
‘ciudad’, que generalmente se identifica con el euskera medieval
huri
‘villa, población’. Su significado era ‘la ciudad de Graco’,
pero su nombre anterior, según afirmaxxx
el gramático latino Festo en el s. II, fue Ilurcis,
que parece explicarse bien por la onomástica ibérica.
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Área onomástica vascónico-aquitana
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Por
los datos toponímicos y por datos onomásticos procedentes de las
estelas de los valles altos del Alhama-Linares y Cidacosxxxi
la lengua mayoritaria de estas oppida
prerromanas era la vasco-aquitana, aunque es muy probable que
conviviera con las lenguas ibérica y celtibérica. En cualquier caso
la romanización fue temprana y profunda y ya hemos visto que entre
las ciudades vasconas, ya aparece una de nombre totalmente latino
precisamente Muskaria,
tradicionalmente relacionada con los restos arqueológicos de
Mosquera.
Los primeros siglos de nuestra era fueron de desarrollo económico,
de creación de fundos y villas, algunos de cuyos nombres se han
mantenido hasta nuestros días. La latinización se fue
progresivamente extendiendo entre todos los estamentos de la sociedad
aunque es posible que algunos sectores como los pastores
trashumantes, mantuvieran la lengua autóctona, que poco a poco,
influida por el latín, iba evolucionando hacia el euskera común
antiguo. A principios del s. VIII una lengua totalmente nueva irrumpe
en el territorio, una lengua semítica, el árabe, que durante cuatro
siglos será la lengua de la administración y de la religión
mayoritaria, ya que, sobre todo a partir de la fundación de la
Madīnat
al-Tuṭīla,
que supuso una reordenación total del territorio, la islamización y
la arabización de nuestra comarca fue muy profunda.
Se
crearon nuevos núcleos de población que tomaron nombres árabes,
algunos nombres antiguos desaparecieron, como Graccuri,
y otros fueron evolucionando conformándose a la fonética árabe.
Una parte de la población siguió utilizando la lengua latina, que
después de pasar por un estadio denominado latín vulgar o latín
tardío, evolucionó hasta una nueva lengua llamada romance
“mozárabe”. Sin embargo , en la Bardena prácticamente no se
interrumpió la ganadería trashumante que descendía desde los
Pirineos, pues ya desde el siglo IX existe documentación sobre los
derechos de pasto de los roncaleses en la Bardena.
A
comienzos del s. XII se produce la conquista del valle del Ebro y la
restauración del reino de Pamplona que pronto pasó a ser Reino de
Navarra. Es a partir de este momento cuando tenemos documentación
de toponimia menor. Esta nos muestra en aquellos siglos medievales
dos trazados toponímicos diferentes al norte y al sur de la
Merindad. En el valle del Aragón encontramos una toponimia menor
euskérica de tipo descriptivo que atestigua una comunidad
vascohablante. En Mélida encontramos Larraska,
Ordokia,
Aldapea,
Txikoraitza
(Chicorayça),
Ordokilanda
(Ordoquilanda).
En Carcastillo Larrate,
Mugarria,
Txindilamendia,
Andrenitalarraña,
Arrateburua,
Artzizuloa
(Arçiçuloa),
Galzarra,
Esatea
(Essatea),
Ollarzaldua
(Oylarçaldua),
Suduzandia,
Zandubilla
y
Zorzabala.
Junto a estos pueblos pero a la otra orilla del rio Aragón se
encuentra Murillo el Fruto. Hace pocos años se descubrió un
documento en el Archivo General de Navarra, llamado Libro
de pechas de Murilloxxxii,
en el que se recoge la toponimia de aquella población a principios
del siglo XV, que resulta mayoritariamente euskérica:
Aitzurieta,
Areatzea,
Baratzealzinea,
Baratzeberrieta,
Baratzebideta,
Baratzetako
hodia,
Buztina,
Legazpea,
Txorrota,
Odia,
Uarte,
Erteko
erregua,
Uarteko
hodia,
Garipentzuko
zaldua,
Trankazarra…
Aunque
gran parte de estos topónimos han desaparecido, su constatación
documental nos habla de la gran vitalidad del euskera a orillas del
Aragón en el pasado. El euskera se constata también en la toponimia
de la Bardena: Landazuria,
Landarregia,
Montealtea,
Piskerra,
Sardabilla,
Sardazuria,
y aquí también hemos de pensar que esto es solo una parte residual
del conjunto de la toponimia histórica de la Bardena. A orillas del
Ebro sin embargo la toponimia menor de este tipo es muy escasa. Lo
cual contrasta de alguna manera con la abundancia de onomástica
personal euskérica que aparece en esa documentación, que demuestra
que a partir del s. XII fue llegando a la Ribera Tudelana gentes
euskaldunes. Aquí se fue formando una comunidad euskaldún que en el
siglo XVI se calcula que podría alcanzar el 20% de la población
total, pero esta comunidad no generó una toponimia propia, por
diversas razones. Una de ellas seguramente fue la vitalidad de la
comunidad arabófona, que mantuvo su lengua durante varios siglos. Un
hecho destacable precisamente es la abundancia de toponimia árabe,
que todavía no ha sido bien estudiada. Podemos ejemplificar esto con
una cita documental:
“1175,
enero. (AGN, Comptos
1,
núm. 8, IX) In Dei nomine. Ego Petrus [de Arazuri] et uxor mea
Andregoto uendimus nostram uinea quam abemus in termino que dicitur
Ahardassales uobis domino Musça per XXV morabetinis lopis …”
Estamos
ante un documento administrativo redactado en latín; por el nombre
podríamos deducir que la Señora Andregoto es euskaldún y el Señor
Muza tiene el árabe como lengua materna; el topónimo es de
etimología árabe con morfemas romances -al
y -es,
podríamos denominarlo “mozárabe”. Y seguramente el romance
“mozárabe” de la Marca Superior, que después de la conquista
del Valle del Ebro devino en “aragonés”, fue la lengua vehicular
que utilizaban en sus contactos.
Según
una Crónica
de Aragón
escrita por el arzobispo Hernandez de Aragón y Gurrea hacia el año
1555 el río Aragón hacía de frontera entre el euskera y el
aragonés:
"Sangüesa
vizcaíno, Sos aragonés, y assí hasta Tudela hablan aragonés,
aunque a mucho tiempo están por Navarra".
Lo cual concuerda aproximadamente con lo que hemos señalado sobre la
toponimia menor.
En
cualquier caso sí que hubo otro tipo de toponimia euskérica que fue
surgiendo a partir de vasquismos léxicos (muga,
ontina,
sarda,…)
y sobre todo a partir del nombre de los propietarios, que como hemos
visto es un tipo habitual de creación de toponimia desde al menos la
época romana: Azpeiti,
Gorriti,
en Buñuel; Gandiaga,
en Cabanillas; Aperregui,
Muruzabal,
en Carcastillo; Berol,
en Castejón; Olave,
Goñi,
en Corella; Yona
(cfr. vna
vynna en Pero D’oyan,
1353, en Ribaforada), en Cortes; Ezpeleta,
en Fitero; Lizar,
en Fontellas; Ciordia,
Veráiz,
Murgutio
en Tudela, Eguaras,
Barandalla,
Barrena,
El
Belcho,
Sagasti,
Leoz,
Otxoa
(Valdeochoa,
aunque en 1498 se documenta Cuerno
de Ocharano,
donde podríamos tener una variante de Otsaran,
de otso
‘lobo’ y aran
‘valle’), Zalduendo,
etc.,
en la Bardena.
Todo
esto supone que para profundizar en el estudio de la toponimia menor,
y, en definitiva, de la historia del euskera en la Merindad de
Tudela, debemos tener en cuenta los datos recabados a partir del
estudio de la Antroponimia y de la Lexicografía.
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Diccionario histórico-político
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Sebastián, Zaragoza.
NOTAS
xxv
En contra de la opinión de Frago
(1979b: 345)
xxvi
Cfr. Belasko (2000: 492) y Belasko
(1999: 311-312)
xxvii
San Baldomero Ucar, José Manuel, 1998, “Las ninfas de Niencebas:
Aproximación hermenéutica a la religiosidad romana del culto a las
aguas en los Baños de Fitero”, Príncipe de Viana, pp.
625-650.
xxviii
Cfr. Frago
(1982: 84-85)
xxix
Cfr. Berraondo, María Jesús, 1990, “Localizaciones arqueológicas
en los municipios de Ablitas, Cascante, Monteagudo yTulebras
(Navarra)”, Simposio sobre la red viaria en la Hispania romana,
IFC-CET, pp. 55-64.
xxx
“Gracchuris, urbs Hiberae regionis, dicta a Graccho Sempronio,
quae antea Ilurcis nominabatur" [Gracuri, ciudad de Iberia,
fué llamada así por Sempronio Graco pero antes se denominaba
Ilurci]. Algunos historiadores ponen en duda esta noticia tardía
de Festo, y creen que Ilurcis (o Ilurgis) estaba en el
Sur de la Península Ibérica.
xxxi
Cfr. Gorrochategui, Joaquín, 2009,
“Vasco antiguo: Algunas cuestiones de Geografía e Historia
lingüísticas”, Palaeohispanica,
9, pp. 539-555.
xxxii
Cfr. Monteano Sorbet, Peio, 2019, La
lengua invisible. El euskera en la Corte y en la Ribera de Navarra
en el siglo XV, Iruña.