2012/06/21

Apuntes sobre antroponimia medieval .2.


   En el año 2005 el fiterano (aunque nacido en Madrid) Serafín Olcoz Yanguas publicó, editado por el Gobierno de Navarra, el libro titulado Memorias del Monasterio de Fitero del Padre Calatayud. Se trata de la edición crítica y notas de un memorial histórico redactado en el siglo XVIII por el hondarribitarra Manuel de Calatayud y Amasa, abad del monasterio en dos periodos entre los años 1736-1740 y 1752-1756.
   En esta historia del monasterio de Fitero se reproducen a la letra muchos privilegios del cenobio. Serafín Olcoz maneja una cantidad enorme de datos y referencias, corroborando o discutiendo la información aportada por el Padre Calatayud. Algunas afirmaciones de Serafín Olcoz han sido objeto de controversia, como podemos ver en  los artículos de Marisa Melero o Cristina Monterde y otros.  No se nos escapa la complejidad  de la documentación estudiada y por nuestra parte no pretendemos entrar en ninguna polémica, sólo queremos hacer una pequeña precisión de detalle a un dato relacionado con la  antroponomía medieval.
   En la nota  507 de este libro, p. 406, al reseñar los datos referentes a una persona que realizó una permuta de heredades con Raimundo, abad de Niencebas, y los frailes de aquel lugar, dice textualmente “Sancho Moza o Muza (seguramente de origen musulmán)”. En la nota siguiente nos ofrece el texto del documento tal como fue transcrito por Cristina Monterde Albiac en su tesis doctoral El Monasterio de Santa María de Fitero, Siglos XII-XIII”, publicada en Zaragoza el año 1978, que corresponde a una escritura fechada antes del 1 de agosto de 1151. El nombre aparece registrado con la grafía Sancio Moza (en ningún caso Muza). Los fiadores de esta permuta que se hace acogiéndose al fuero de Tudela son Petro Sanz de Corela y Sancio Fortuniones de Eisauer por parte del abad Raimundo y sus frailes, y Petro de Filera y Sancio Sanz por parte de Sancio Moza y sus hijos. Las heredades estaban ubicadas en Cascante (Cascando) y Cintruénigo (Centronico). Los testigos fueron Eneco Fortunones, Semen Zabata, Garcia Sanz de Tutelen y don Paschal Sanz de Mosquarola. Nada suena a arábigo en el documento.
   Motza, con grafía Moça, Moza, Mocha y similares es un sobrenombre euskérico ampliamente documentado en época medieval en Navarra y regiones vecinas. Luchaire lo incluía en el artículo citado en el post anterior, aunque no lo había localizado en el cartulario de Fitero.


   En mi artículo “Antroponimia medieval euskérica en la Ribera Tudelana” se recoge un Sancho Moça documentado en 1158 en Tudela. Puesto que aparece en la documentación de Fitero en los años 1151 y 1157, debe tratarse de la misma persona. Cristina Monterde recoge también la variante gráfica Mozca en algún manuscrito.
   En este contexto nada nos sugiere un posible origen musulmán para Sancio Moza. Semen, Eneco, García, Sancho… son nombres que podríamos denominar navarros, en sentido etimológico, y si atendemos a los topónimos que indican procedencia, además de los relativos a las villas cercanas al monasterio, encontramos un Eisaver (en Sancio Fortuniones de Eisaver) que con casi total seguridad hace referencia a un Etsaberr(i), de etsa-, variante en composición de etse `casa’ y berri `nuevo/a’, a todas luces euskérico y tal vez antecedente del actual Javier.
   Este espúreo Muza de origen musulmán nos parece que está relacionado con otra asombrosa afirmación de Serafín Olcoz. En el libro Fitero Cisterciense del Monasterio a la Villa (Siglos XII-XV), editado por Tracasa y M.I. Ayuntamiento de Fitero en 2008 (que se puede descargar aquí) afirma que el valle del Alhama fue repoblado por mozárabes a principios del siglo XII.
   Lo afirma así en la Introducción, p. 19, “se repobló el valle del Alhama con mozárabes procedentes de Granada (Andalucía)”, y con más precisión en la página 68, nota 237: “El castro de Tudején, como todo el valle del Alhama, fue reconquistado por Alfonso I el Batallador tras haber quedado en su poder Tudela, en 1119. Poco después, en 1126, repobló este valle con mozárabes que trajo desde Granada (Andalucía) y es posible que alrededor de esta fecha dotase a los vecinos de Tudején del fuero de Tudela, que parece ser una evolución de los fueros de Sobrarbe. En los primeros documentos del cartulario del monasterio de Fitero se ve que las transacciones se hacían bajo este fuero tudelano, a veces denominado como fuero de la tierra, hasta poco antes del asentamiento de los cistercienses en Tudején, en 1152”.
   Esta afirmación es pura invención, sin ningún fundamento serio. Olcoz podría aducir un diploma dado en Alfaro en agosto de 1926, por Alfonso I “el Batallador” en que otorga fueros a los mozárabes traídos de su expedición a Granada, con diversas prerrogativas judiciales, fiscales, económicas y militares. Pero no hay nada en este documento, como se puede ver aquí, que haga suponer que aquellos mozárabes fueran instalados en el valle del Alhama.  Y desde luego el hecho de que esta carta haya sido otorgada in uilla que dicitur Alfaro no representa ningún indicio de que aquellos mozárabes fueran asentados en dicho valle.

   La documentación del monasterio de Fitero como hemos dicho es compleja pero muy interesante para el estudio de la historia de nuestra comarca. En fin, no será esta la última vez que nuestro foco de atención se acerque a la villa de las tres mugas.

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